Quiero comenzar esta nueva entrega agradeciendo las muestras de interés y los comentarios a la entrada Nuevos datos sobre el asesinato de Gabaldón entre los que hay aclaraciones de interés. (Ver entrada del 9 de marzo de 2012.)
Uno de los comentarios indicaba que hay que distinguir entre el SIM rojo y el SIMP nacional, servicios secretos de los respectivos bandos que luchaban en la Guerra Civil. Así es. Por eso es conveniente que repasemos la estructura del SIMP, que es donde prestaba sus servicios el Comandante de la Guardia Civil Isaac Gabaldón cuando fue asesinado: estaba dirigido entonces por el General Ungría, a cuyas órdenes estaba el Teniente Coronel Bonell, jefe directo de Gabaldón como responsable del SIMP para la División del General Carroquino, sucesor del General Yagüe en la conocida División Reforzada de Madrid, luego llamada la 14ª. Señalamos que en cada generalato del Ejército había un responsable del SIMP. Recordemos que para Gabaldón trabajaba el Capitán Manuel Gutiérrez Mellado. Todo esto resultará fundamental para encuadrar los nuevos datos y posicionar la investigación hacia la verdad sobre el misterioso crimen que acabó con la vida de Gabaldón, su hija y su chófer en la noche del 29 de julio de 1939…
Las conspiraciones pueden definirse como la confluencia de intereses para una acción determinada coordinada por una fuerza superior capaz de dirigir las acciones hacia el objetivo perseguido. Es decir, hay algo por encima que, englobando a todos los intereses que persiguen una acción –normalmente criminal o delictiva- logra organizar, financiar y ejecutar el atentado y, además, encubrir a los autores sembrando pruebas falsas, eliminando a los confidentes o testigos y manipulando a las fuerzas de seguridad y a la justicia. Algunos se resisten a aceptar las conspiraciones, pero en el fondo se llega a ellas como el Principio de Causalidad de Aristóteles lleva al Primer Motor: la lógica las exige. Por ejemplo, en el 11M confluyeron intereses extranjeros, económicos, separatistas, socialistas, terroristas e idiotas –que en las conspiraciones siempre hay alguien que presta apoyo sin saber de qué va el asunto-. Pero sólo algo que pudiera coordinar a todos esos intereses hubiera logrado preparar el atentado, financiarlo, suministrar el explosivo, volar los trenes, ocultar pruebas, manipular o comprar jueces, policías, espías, peritos, directivos de una empresa de ferrocarriles o destruir pruebas, montar otras falsas, dirigir la investigación y los medios de comunicación para crispar a la sociedad que debía votar en unas elecciones y, en menos de tres días, tener lista la maquinaria para desguazar los trenes.
Con el asesinato de Gabaldón pasa algo parecido: en menos de 48 horas le asesinan en la carretera de Extremadura, roban sus archivos en Madrid, asesinan al día siguiente a su secretario, obstruyen la búsqueda del desparecido, amenazan a su viuda y quitan el sumario al juez que inició las primeras pesquisas… ¿Y qué nos interesa de todo esto? Evidentemente la verdad de un crimen siempre es un reto atractivo para la inteligencia. Pero lo es mucho más el modus operandi de los que, desde entonces, no han dejado de coordinar acciones criminales para dirigir la Historia de nuestra querida España. Saber quiénes son y cómo se organizan es un paso para evitar futuras acciones que nos humillan y dividen.
Nos hemos hecho con un par de documentos del máximo interés. Por un lado, la crónica escrita por Manuela, la viuda de Gabaldón, para informar al General Franco de los extraños sucesos alrededor del crimen, de las amenazas de miembros del SIMP y de las terribles sospechas sobre quiénes podían ser los asesinos de su marido. Por otro, me ha llegado una fotografía del documento original del auto judicial donde consta que el Capitán Gutiérrez Mellado salvó de la condena a muerte a Sinesio Cabada, alias El Pionero, uno de los responsables de la muerte de Gabaldón, instantes antes de ser fusilado, como en cambio lo fueron otras 56 personas, según se había sentenciado en el juicio sobre la causa. Sobre este particular dimos cuenta en la entrada publicada el pasado día 9 de marzo.
Nos ceñiremos a los espeluznantes detalles que recogió la viuda en 1941, dos años después del crimen, para pedir aclaraciones. Esta gran señora, una mujer de gran fortaleza, además de tener que hacerse cargo de siete hijos en plena posguerra, luchó con todas sus fuerzas por conocer la verdad sobre el asesinato de su esposo, pidiendo investigaciones, solicitando justicia, removiendo todos los poderes del Estado hasta que, agotada, falleció a los setenta años, en la década de los sesenta. ¡Claro que era una gran mujer! Fue madre de 9 hijos pero había perdido dos: Alfonso asesinado por los rojos en Arenas de San Pedro el 30 de agosto del 36, y Pilar, asesinada con su padre el 29 de julio del 39. Y aún así no dejó de investigar el crimen de su esposo, con la escasa ayuda de una amiga de siempre llamada Aurelia Segovia, perdiendo amigos y sufriendo espantosas amenazas.
Recoge su crónica terribles hechos que señalan con el dedo a los más que probables asesinos de su marido que no eran precisamente ninguno de los 56 socialistas o comunistas fusilados el 5 de agosto de 1939. Además de ser un homenaje a la profesionalidad de su esposo a lo largo de sus años de servicio a España en la Guardia Civil, desde que llegara a Talavera en 1931 hasta que le asesinan en 1939, éste documento de apenas 5 páginas es un densísimo resumen que sin duda podría titularse: Las cloacas del primer franquismo. Intentaremos explicarlo con todo detalle ciñéndonos a los días cercanos al crimen:
Cuenta la crónica que al manipular el Frente Popular el resultado de las elecciones de febrero del 36, los desmanes aumentaron y mantener el orden en Talavera de la Reina se hacía imposible, por cuanto el Alcalde, de nombre Julio Fernández-Sanguino, conocido miembro de una logia de la ciudad, estaba del lado de los violentos. Entonces se produce un hecho curioso: el Alcalde quiso ver a Gabaldón, Jefe de la Guardia Civil de la ciudad. El Alcalde le transmite que quiere verle fuera de Talavera, que debe marcharse. Gabaldón dice que cumplirá con su deber. Sanguino consulta con el superior de Gabaldón, Jefe Provincial Coronel Navarro. Al día siguiente, Gabaldón recibe orden de dejar su puesto y marchar a Sama de Langreo, Asturias. Para despedirle, el Ayuntamiento promueve una manifestación donde la turba pide la cabeza del honrado guardia civil. Cuenta la viuda que el Alcalde ya le tenía odio desde que, en 1932, Gabaldón mostrara apoyo público al Golpe de Sanjurjo.
Como ya contamos, terminada la guerra, Gabaldón era ya miembro de un SIMP del que pidió salir, espantado por algunos hechos que fue conociendo. El 12 de mayo de 1939 consta una solicitud a su Jefe directo en la Guardia Civil, Emilio Fernández, en la que le pidió dejar el SIMP. Bonell, su jefe en el servicio de espionaje lo impidió. Nunca le dejaron marchar. A pesar de eso, siempre cumplió con su deber, recabando gran cantidad de documentación sobre los enemigos que se infiltraban en el bando nacional…
Pocos días antes del crimen, un transportista denunció que unos individuos armados le pararon para preguntarle si había visto por la carretera un Ford 8 (ése era el que conducía Gabaldón). El guarda de una finca cercana al lugar del crimen declaró que uno de los asesinos pasó varios días vigilando la zona; por lo visto a esa finca solía ir Gabaldón a comer, por amistad con el dueño. Ése mismo sujeto rondaba la casa de la familia Gabaldón, según reconoció la viuda. Constan avisos de las autoridades en los que se advierte, el 27 de julio, de la posibilidad de un atentado contra un militar o un Guardia Civil en una carretera de la provincia de Toledo. La viuda también relata que el Capitán Durán, al servicio de Gabaldón, escuchó la angustia de su Jefe, que se sentía amenazado y espiado. Por lo visto, la conversación había tenido lugar mientras Gabaldón recogía documentación y embalaba cajas para trasladarlas a Madrid, donde pensaba residir a la vuelta del verano.
La mujer cree que sólo en Telefónos podían saber del viaje que iba a hacer Gabaldón el día 29, pues así lo cuenta en una conversación telefónica con la familia. Nunca se investigó esa pista. La versión oficial explica que Gabaldón había sido atracado y asesinado por simpatizantes de la izquierda. Pero si se trataba de un robo ¿por qué antes de dar el alto al coche de Gabaldón, pararon por error el del médico de Carmena y el del Secretario de Oropesa, y a ambos les dejaron marchar sin robarles ni una peseta?
Al ver que su padre y su hermana no regresaban a casa, uno de los hijos pasó la noche buscándoles con un taxista. A las 12 de la mañana del día 30 comenzaron las investigaciones de la Guardia Civil pero sin ponerse a buscar a los desparecidos. Por la tarde, la familia pidió al Capitán Fernández Amigo que les prestara el coche para intentar encontrarles por las carreteras de la zona, pero el Capitán les contestó que su coche está averiado. A la mañana siguiente, día 31, el Guardia Civil Fernández Amigo, sin investigar el asunto, marchó a Madrid conduciendo su coche, produciendo gran inquietud en Manuela, la mujer de Gabaldón. Sólo el Capitán Durán apareció resuelto a investigar el asunto, pero no recibió órdenes para buscar a los desaparecidos hasta las 14 h del día 31: ya habían pasado 40 horas desde el asesinato. Y cuando por fin ordenan buscar los cuerpos, resulta que ya los habían encontrado algunos hortelanos de la comarca. Así se enteró la viuda:
“Me fui a la capital con mi hijo el día 31 para hablar con el Jefe de la Policía de Madrid, y exigir que investigaran el asunto, pero tuvimos que volver porque unos vecinos avisaron de que habían aparecido los cadáveres.”
Un juez abrió diligencias y solicitó la presencia de los sospechosos detenidos, para hacer careos e interrogatorios y reconstruir el crimen con los presuntos asesinos. Se lo impidieron. El juicio fue sumarísimo y condenaron a muerte a muchos miembros de las Juventudes Socialistas. La familia y algunos leales a Gabaldón intentaron que no se ejecutara a los autores materiales sin interrogarles a fondo, sin someterles a careo, sin que explicasen antes su terrible acción. El escrito de la viuda es clarísimo:
“Queríamos que se reprodujera el hecho, pues no cabía en cabeza de nadie que tres mequetrefes cometieran este asesinato.”
El día 2 de agosto, la esposa de Gabaldón seguía insistiendo. Pidieron ver al jefe de su marido, el responsable del SIMP, Teniente Coronel Bonell para exigirle que no se procediera a fusilar a los asesinos sin que fueran a Talavera de la Reina para reconstruir los hechos y someterles a un careo.
“Nos llamó impertinentes y nos dijo que perderíamos la paga si movíamos el asunto.”
En el funeral de Gabaldón celebrado en Madrid el día 3 de agosto, en la Iglesia de Jesús del Gran Poder, Bonell repitió su amenaza de dejarles sin paga ante varios altos cargos del Ejército y de la Guardia Civil, ante un hijo de Gabaldón de nombre Manuel y ante la amiga de su esposa Aurelia Segovia.
Días después solicitaron a un Cabo de la oficina del Archivo de Logias que Gabaldón dirigía, que entregara la documentación del mismo. Nunca la entregó porque todos los papeles fueron robados la noche del crimen, la noche del 29, y al día siguiente apareció muerto, en el parque del Retiro, el secretario que ayudaba a Gabaldón en el Archivo de Logias. En el proceso de este crimen quedó documentado que había sido ordenado y ejecutado por miembros de la Masonería.
Sabemos que uno de los autores, el conocido como El Pionero se libró de la ejecución gracias a una acción extraña en la que interviene el Capitán Gutiérrez Mellado, siguiendo “órdenes superiores” como consta en el folio del proceso 1.495.646.
El 23 de septiembre del 39 murió en un curioso accidente de coche el General Carroquino, al mando de la División en la que Gabaldón desempeñó su labor de investigación y espionaje. En el “accidente”, ocurrido el la carretera de Extremadura a la altura de Santa Cruz del Retamar, murieron también su esposa y su secretario. Carroquino había sustituido al General Yagüe y ambos siempre estuvieron empeñados en esclarecer el asesinato de Gabaldón, que trabajaba en su División. Tal fue el interés de Yagüe que logró reabrir el proceso de Gabaldón en mayo de 1940. Se mantuvieron las investigaciones hasta 1949, cada vez con más datos, pero también con más confusión.
Tanto Bonell como los Fernández-Sanguino constan como miembros de la Masonería por listados de miembros de logias en las que aparecen sus nombres como por declaraciones del proceso. También sabemos por testimonios de algunos talaveranos que el Fiscal de la época era masón. Todos ellos se reunían en la logia en la que otro médico, de nombre Juárez, era el Gran Maestro. Desde la invasión francesa a principios del XIX, las logias no habían dejado de aumentar en España, llegando a su apogeo durante la II República. Y en Talavera de la Reina, desde entonces, siembre hubo numerosos masones muy bien relacionados.
Respecto a los Sanguino, es preciso señalar que era una numerosa familia muy conocida en Talavera de la Reina, y que no todos eran masones ni republicanos. El más conocido era Don José, médico generoso que atendía a todo el mundo y no cobraba a los pobres que acudían a su consulta. Era una persona muy querida por sus conciudadanos. Don José tenía 9 hijos. De ellos, el que más nos interesa era Julio, el Alcalde republicano, militante de la Izquierda Republicana de Azaña que conspiró para echar a Gabaldón de Talavera y que parece ser tuvo relación con loas criminales. También sabemos algo de Fernando, médico simpatizante del Frente Popular que logró huir a Argentina y Luis, también médico ajeno a los asuntos políticos. Era tal el prestigio de José Fernández-Sanguino que, antes de la toma de Talavera por los nacionales (al mando Yagüe) en septiembre, logró salvar a algunos derechistas del paredón, entre ellos a un electricista conocido como García, un profesional querido por la gente. Curiosamente, cuando entraron los nacionales y detuvieron a Julio Fernández-Sanguino, el Alcalde rojo y masón, éste García logró que su yerno, un prestigioso boticario de derechas de apellido Zaragozá, le sacara de la prisión evitando que le fusilaran. La sufrida viuda de Gabaldón deja caer en su espeluznante informe a Franco que:
“Sabemos que Sanguino, el Alcalde republicano, hoy vive muy tranquilo en Jaén.”
En fin, como decíamos al principio, solo una magistral coordinación de decenas de personas de tan diferentes organismos e instituciones puede llevar a cabo un escandaloso crimen logrando que 73 años después aún no se sepa la verdad que la familia sigue queriendo conocer. Para conseguir el objetivo fue necesario espiar a Gabaldón durante meses, liberar de la prisión a jóvenes socialistas, pagarles, suministrarles uniformes del Ejército Nacional, impedir un correcto juicio, quitar el sumario al juez para poner a uno conveniente, retrasar la búsqueda de los desaparecidos, robar los Archivos de Logias tanto el de la Dirección General como el de la casa de Gabaldón, asesinar al secretario de Gabaldón, amenazar a la viuda y a los hijos, sacar del paredón a uno de los responsables, asesinar al General Carroquino porque podía saber algo y torpedear el sumario con declaraciones confusas hasta que se cerró definitivamente en 1949.
¿Cuánto se parecen estos misterios a los misterios del magnicidio de Carrero, del 23F o del 11M? Ricardo de la Cierva, a raíz del asesinato del Presindente Carrero Blanco, escribió:
“En los cuatro magnicidios anteriores no estuvo lejos la Masonería: Prim en 1871, Cánovas en 1897, Canalejas en 1912 y Dato en 1921.”
¿Quién no cree ahora en un poder superior capaz de una acción tan precisa en la que se implica tanta gente arriesgándose sin miedo al crimen y a la corrupción? ¿Acaso no estuvo la Masonería demasiado cerca del asesinato de Gabaldón, que dirigía el Archivo de Logias que tanto podría haber comprometido a sus miembros fichados?
Lo primero enhorabuena por la serie de escritos sobre este asunto francamente esclarecedores. Y segundo, Para comprender que y por lo tanto quienes fueron lo autores intelectuales del crimen del 11M solo hay que ver y analizar la legislación zapaterina de estos años de gobierno por llamarlo de algun modo. La legislación de zapatero esta salida directamente de la logia en practicamente un 100 por 100. Esa es la clave. Sin 11m no habria leyes como las perpetradas por zapatero. Y por ultimo ¿ Se realizo una investigacion profunda del accidente de helicoptero de Rajoy y Esperanza Aguirre para determinar las causas?
ResponderEliminarDEl mismo modo que personalmente pienso que intentaron quitarse de en medio a Aznar tambien lo intentaron con mariano y esperanza.
¡Magnífico y totalmente de acuerdo!
ResponderEliminarCon relación al 11M lo más trascendental no es que los malos sean malos, es que los pretendidamente buenos sean malísimos también.
Rajoy, que había sido ministro de interior anteriormente, dijo en alguna ocasión después del 11M (por supuesto, sin hablar de él) que cuando era ministro y ETA/Grapo ponía una bomba, a la mañana siguiente tenía sobre la mesa el resultado del correspondiente análisis de la policía científica comunicando el explosivo y el procedimiento de ignición utilizado... Pues ni él, ni Acebes, ni "Ansar" ni nadie lo exigió.
Pero tampoco el ministro de justicia del PP aun interinamente en el poder urgió a la judicatura a que no diera órdenes ilegales de destruir trenes.
Tampoco el ministro de transporte ordenó a RENFE que guardar los trenes.
Tampoco los ministros de Sanidad y Justicia preguntaron por las autopsias de Torrenteras y de los "suicidados" en Leganés.
En fin, que no solo algunos policías, algunos jueces, algunas entidades, algunos periodistas, algunos partidos de izquierdas y otros muchos algunos colaboraron de hecho o de omisión con el atentado y sus consecuencias, es que el PP hizo lo propio... eso si es síntoma de conspiración
Lo del GEO Torronteras es mucho más complejo. Se le enterró a las 16 horas de su muerte, saltándose flagrantemente la ley. NO se le hizo autopsia.
EliminarTodos saben que su cadáver -o lo que hubiera allí enterrado, si algo había- fue desenterrado (de un nicho sin identificar), mutilado, desmembrado y posteriormente sus despojos fueron quemados. De lo que quedó SI se hizo autopsia. Que simplemente certificó por ADN que era -ahora sí- quien decía ser; el GEO Torronteras.
No hace falta ser muy listo para saber que todo esto impidió conocer la causa de la muerte.
Con permiso del Autor de este blog, me atrevo a indicarle un artículo de mi propio blog -y de mi propia cosecha- en el que explico estos y otros extremos: http://enestadodeguerra.com/774/11m-la-masacre-del-psoe/
Fantástico trabajo; como siempre. Enhorabuena.
ResponderEliminarAhora bien; siendo como deben de ser españoles los miembros de la Masonería, ¿No es extraño tal nivel de perfección?
Y dado que esto nos lleva cada vez más alto... ¿La pista de los Rotarios (Rotary Club) ha sido examinada?
Lo de querer quitarse de en medio a Marianico y a Espe, caso de que sea verdad -que no lo pongo en duda-, no dejaría de ser un rifi-rafe entre logias. A fin de cuentas, todos conocemos a los susodichos, salvo aquellos que creen que la masonería es algo única y exclusivamente ligado a las izquierdas.
ResponderEliminarEntérense, el 11-M es uno más de los misterios del sistema, y ya está más que archivado, junto al Faisán, el Gal, el 23-F, los atentados de Atocha, la muerte de Carrero...
Por cierto, En Estado De Guerra, ¿tú eres el del club de amigos de Intereconomía?
Saludos, señores.
Lo fuí hasta que determinados comportamientos y descubrimientos acerca del Director General de Intereconomía TV, Marcial Cuquerella, me hicieron salir huyendo despavorido.
Eliminar¿Porqué la pregunta?
Hola,
EliminarNada, sólo era por curiosidad. Por cierto, ¿se puede contar lo que hizo o hace el tal Cuquerella?
Saludos y gracias
El atentado al Comandante Gabaldon , pudiera ser parecido al atentado contra el Comandante Alberto Martinez en diciembre de 2003 en Irak.
ResponderEliminarEsto de la masonería es uno de los grandes misterios de la Humanidad, además sus niveles jerárquicos son como una especie de círculos concéntricos, a aquellos que están en un círculo les está vedado el "conocimiento" que tiene el inmediatamente superior, y así sucesivamente. Hay que hacer méritos, tragar mucha basura y supongo que en última instancia cometer cualquier acto que te sea requerido para ascender a los rangos más altos.
ResponderEliminarAsí que solo el rango más alto sabe de verdad que es la masonería, y sus últimos secretos. He leído de investigadores que en último extremo su objetivo es adorar a Satán, yo lo que si percibo es que hay pura maldad en esta gente.
Sobre el 11M está más que claro que el "sistema" quiere darle carpetazo, y que el mismo PP está por la labor de ello. Lo que es realmente inquietante es la debilidad y cobardía de aquellos empleados en los niveles más altos de la Administración, Judicatura, empresas; unos por maldad y otros por temor a perder sus puestos o prebendas callan numerosas cosas, y es realmente más inquietante darse cuenta que en realidad lo que llamamos democracia pues no lo es, hay gente o grupos de poder que hacen lo que quieren siempre.
Es curioso ver como las únicas medidas que regenerarían de verdad el sistema, tales como, listas electorales abiertas, división absoluta de los poderes del Estado e iniciativas legislativas por referendums populares no son defendidas por ningún partido, ¿por qué será?.
La gente normal, buena, y sana tenemos que obrar con la bondad, con una vida recta y de ejemplo en todos los ámbitos de la vida, es lo único que se puede hacer, que el ejemplo de vidas ejemplares toque a otras personas y estas hagan lo mismo, yo como todos he cometido errores pero cada día que pasa más de doy cuenta de la gran verdad que hay en las palabras que nos dejó Jesucristo, nos dejó una guía de como ser verdaderamente felices.
Como decía en estas palabras más o menos Facundo Cabral, si los malos supieran el fantástico negocio que es ser bueno y hacer el bien, dejarían de ser malos aunque fuera por propio egoísmo.
Un saludo a todos
Una cosa extremecedora, que apenas se resalta, es la tesis del libro en su parte nuclear: que de aquellos servicios secretos infiltrados vienes los actuales.
ResponderEliminarLa punta del iceberg es Gutiérrez Mellado, único superviviente de los fugados del cuartel de Artillería a Caballo y que acaba siendo, meteóricamente, puntal del SIMP en la División Reforzada/14ª de Madrid.
El que es acusado claramente en el caso Gabaldón, el que en posguerra tiene amplios contactos con comunistas, y, a la postre, el segundo en el poder con Suárez, tras pasar por ser el jefe del principal servicio secreto (3ª del Alto Estado Mayor) cuando el Magnicidio de Carrero.
Pues bien, a este Gutiérrez Mellado los propios yanquis llegan a acusar de ser espía doble al servicio de la URSS; eso sí, al final de sus vida útil (junto con Cármen Díez de Rivera) y cuando ya había impulsado el cambio que ellos también querían.