sábado, 31 de agosto de 2013

Siria, Egipto, Libia, Irak: ¿a quién interesa el desastre?

Tema espinoso, complicado, el de Oriente Medio. Y más aún por la hipocresía, las estupideces, la prensa politizada, los oscuros intereses y la falta de pensamiento independiente que caracteriza a las élites dirigentes de Estados Unidos y Europa en los que todo es lo mismo, en los que nada importa, en los que se ha programado un suicidio colectivo arrancando las raíces, volando cimientos, para poder hacer realidad eso de "a río revuelto, ganancia de pescadores" y aquello de "divide y vencerás".

Así, ¿cómo acercarse al gravísimo conflicto que está dejando una parte del mundo en manos del terrorismo más radical? ¿Qué está ocurriendo? ¿Hay que bombardear Siria? ¿De qué va este juego de geoestrategia barata en el que nada es lo que parece? ¿Por qué duda tanto Obama, Inglaterra dice no y la Francia socialista se muestra entusiasta sobre intervenir en Siria?

A pesar del descanso veraniego, a pesar del hedonismo y la frivolidad de nuestro tiempo, las mentes cultas no dejan de estar preocupadas ante este negro panorama y, lo que resulta más desolador, por las estúpidas respuestas, los argumentos falsos, los trucos mediáticos para encubrir lo que no es más que pura hipocresía.

¿Por qué los Hermanos Musulmanes son terroristas criminales en Egipto y los rebeldes sirios que decapitan misioneros son mejores que Asad? ¿Por qué no nos cuentan como está Libia, en manos de los salvajes -que ya vimos cómo liquidaron a Gadafi- que antes eran contenidos por el tirano amigo de Occidente, al que se visitaba y recibía y al que se vendían armas hasta pocos meses antes de derrocarle? ¿No es la misma historia que la de Sadam? ¿Y cómo está Irak? ¿Y Egipto? ¿Son peores dictaduras de pronto unas y no las otras de Arabia? ¿Cómo se pasa del "no a la guerra" de la progresía de izquierda y derecha europea al "sí a bombardear" Libia o Siria? No se piensa y así algunos pueden mandar mejor. Qué gran triunfo.

Lo único en común que tienen esos países que tanto sufren es que pasaron décadas en manos de dictadores aliados, para contener el islamismo, favorecer los negocios e intereses de Europa y Estados Unidos, mantener la paz e, incluso, en algunos, respetar las minorías cristianas... Y esos mismos tiranos se convirtieron en los peores criminales cuando llegó -¿de pronto?- esa primavera árabe, más bien una serie de revueltas provocadas para intereses que ya se nos irán mostrando... Pura hipocresía. ¿Acaso el padre de Asad y su hijo gobernaban en Siria, Mubarak en Egipto, Gadafi en Libia, Sadam en Irak sin el apoyo de los Estados Unidos? ¿Acaso sus regímenes no se sostuvieron con poderosa fuerza, con enorme financiación y corrupción, para dominar el terrorismo y favorecer negocios? ¿No iban los europeos y los norteamericanos de turismo a Egipto? ¿No estaba Siria en paz hasta que se empezaron a importar sicarios de diversos países?

Al menos, en estos asuntos, que no nos tomen el pelo. Si quieren saber bien lo que está ocurriendo, lean las declaraciones de los obispos, católicos u ortodoxos, de los diferentes lugares y entenderán, después de leer y pensar, que, en el fondo, lo único que pasa es que a alguien muy concreto le interesa arruinar y dividir a ciertos países pero, sobretodo, exterminar la presencia cristiana en una región con fuerte carga simbólica en la que la Iglesia aporta luz para la paz estable que permite el desarrollo económico... Uno de ellos ha afirmando: "es fácil bombardear Siria; lo difícil es calcular las consecuencias. Hay que trabajar por la paz y por la reconciliación." Pero sabemos que a algunos, no les interesa. Es evidente.

martes, 20 de agosto de 2013

Totalitarismos actuales que imponen su versión interesada de la Historia

Es propio de ideologías totalitarias imponer por ley su interesada versión de la historia, tal y como hacen hoy los separatistas, tanto en el País Vasco como en Cataluña, y la izquierda, como lo hizo en el Gobierno nacional con Zapatero o acaba de hacer en Andalucía con su nueva ley de "memoria democrática". 

En cuanto algún gobierno proyecta una ley ideológica -sobretodo la izquierda- saltan los políticos y analistas cercanos a los populares con el argumento de la "cortina de humo". Así con el aborto o la ley de memoria histórica, por ejemplo. Pero la izquierda no solo quiere esconder su nefasta gestión actual en un pasado inventado o suscitando polémicas y divisiones o colocar a los amigos en nuevos organismos subvencionados, que también, sino sobretodo quiere lavar cerebros -siempre es más fácil manipular ignorantes- y, con el tiempo, poder encarcelar a quien discrepe, tal y como ocurre ya en otros países. Porque desde la verdad y los hechos no tienen defensa.

No, no la tienen. La izquierda necesita imponer por ley su propaganda porque tiene una responsabilidad muy importante en el fracaso de la II República. Ya desde el principio la Constitución del 31 "se hizo contra media España", en palabras de Alcalá Zamora que fue Presidente de aquel régimen político. Para la izquierda, el experimento republicano solo era un medio más para su propia revolución totalitaria para cuya realización era preciso acabar "con toda una tradición y toda una historia" en palabras Lerroux. Así, se sucedieron desde la izquierda los intentos de dinamitar el sistema político hasta la misma Revolución del 34 y la toma ilegal del poder por el Frente Popular tras los fraudes electorales de febrero del 36. Ya no había República cuando estalló la guerra tras el asesinato de un jefe de la oposición por orden del Gobierno.

También, de esta manera, esconden sus vergüenzas los separatistas, cuya única historia es la de la traición y la mentira, imaginando una serie de mitos que se resumen en la simpleza de que la culpa siempre es de España y que la independencia les traerá la tierra prometida. Por eso son prestos a tragarse, difundir y adorar, la Leyenda Negra contra España, mintiendo sobre ella pero intentando algo complicadísimo: negar que ellos siempre estuvieron donde España estuvo. Eso sí, salvo para los éxitos, que ahora resulta que cualquier logro de nuestra nación fue siempre gracias a algún catalán, como Cervantes o Colón. 

Para entender el comportamiento y las intenciones de la antiespaña que padecemos -medio Parlamento trabaja contra la nación, como señaló ayer Carlos Cuesta en El Mundo y en 13 TV- es preciso leer España contra España, de Pío Moa (Madrid, Libros Libres). Y una vez que entendamos esta batalla, comprenderemos que la batalla de la nación y la libertad, exige desmontar las mentiras de los que quieren someternos con sus totalitarismos de siempre.

miércoles, 14 de agosto de 2013

Gibraltar retrata a la antiespaña interna que padecemos...

No necesitamos potencias extranjeras como enemigos, ni conspiraciones de terribles poderes para hacer daño a España. Un joven político distinguido por defender la nación donde era más difícil -en el País Vasco cuando ETA no dejaba de matar- tomando un café me comentaba la evidencia de que la izquierda que padecemos siempre se posicionaba contra la nación en cualquier conflicto. Es más, seguro que en la Reconquista hubieran apoyado a los moros y en la Guerra de la Independencia a Napoléon...

En todas las naciones hay traidores que se venden por dinero o poder. No es cosa especialmente típica de España. Lo que pasa es que en España ha cuajado la Leyenda Negra en todos los ámbitos. Es cierto que todas las naciones que han logrado mucho poder mundial han sufrido campañas de propaganda en contra, así Alemania o Estados Unidos, por ejemplo. Lo que destaca en España es que muchos españoles se han tragado las trolas de la Leyenda Negra sin ánimo de conocer mejor nuestro pasado.

En el caso de Gibraltar se retratan las antiespañas, siempre prestas a aprovechar cualquier circunstancia que pueda dañar a la nación. Es una muestra de patología suicida, sin duda, y son capaces de contradecir cualquiera de sus tópicos con tal de atacar a la patria. Hay varias antiespañas, veamos:

La del PSOE poniendo palos al Gobierno. Hay que recordar que Gibraltar no sería nada sin las cesiones que el socialismo ha concedido a Inglaterra, primero abriendo la verja en 1982 y luego con Zapatero, otorgando el nivel de España a la colonia para una intolerable negociación...

La de los separatistas, pidiendo celebrar los 300 años del Tratado de Utretch, su propia derrota por considerarse ellos del bando de las aspiraciones de los que apoyaron al Archiduque y, por tanto, de Inglaterra, que luchaba contra Felipe V. Manipulan la Historia, pues absurdo es celebrar la certificación de nuestra decadencia, de nuestra humillación internacional, de la que Cataluña, como región de España, también ha sido y es sufridora.

Y por supuesto, la de todos esos españoles que pasan del asunto, que no defienden a España, que viven siempre acomplejados, que ignoran nuestra Historia, que dan por perdido Gibraltar, por todos esos que sin apoyar al PSOE o al separatismo son partidarios de las cesiones y de las humillaciones, despreciando que sólo en el siglo XVIII fueron más de 5000 mil los soldados españoles que se dejaron la vida intentando recuperar una posición clave, un trozo del alma de España...

La ONU dio la razón a España, después de años de duras políticas de Franco para intentar recuperar la colonia. Y ya en el Tratado de Utretch aparece la posibilidad de que España recupere el Peñón en el supuesto de algunos incumplimientos de Inglaterra, que por supuesto ha excedido. 

Soy muy crítico con el PP y con el Gobierno de Rajoy. Pero en este asunto, respondiendo con contundencia a las provocaciones de los políticos ingleses y de los caciques de Gibraltar y de La Línea, hay que reconocer que, por una vez, el Gobierno está haciendo lo que debe. 



miércoles, 7 de agosto de 2013

Lo que sí podemos hacer por España: un sencillo ejemplo

En estos días en que se vuelve a hablar de la espina de Gibraltar, quedan patentes los problemas que tenemos los españoles no tanto por las agresiones de los enemigos externos o internos, sino porque defender la unidad de la nación no es una prioridad para muchos ciudadanos. Ignoran que cualquier derecho, que la misma libertad política, nace de la nación unida que, así, constituye el fundamento de su organización. Esto significa que, de no defenderse la unidad, peligran todas nuestras conquistas históricas y nuestros derechos más básicos. Hoy vemos, perfectamente, con claridad meridiana, que sufrimos las consecuencias de la falta generalizada de conciencia sobre la importancia de la defensa de una España unida. Tan claro es que ni siquiera los principales responsables de defender la nación lo hacen, como tantas veces en nuestra historia y, por eso, sólo los ciudadanos audaces, valientes, pueden y deben dar la cara por la patria. 

¿Qué podemos hacer? Los granitos de arena forman playas kilométricas... Podemos hacer más de lo que pensamos. Un testimonio, un ejemplo de la pasada semana:

El pasado 31 de julio tuve que viajar a Lisboa por trabajo. En los aviones cada aerolínea suele dar a los pasajeros una revista de temas variados para fomentar el turismo y los viajes. La de TAP PORTUGAL -compañía con la que viajaba- tiene una revista llamada UP MAGAZINE. En su número de julio dedicaba varias páginas a animar a viajar al maravilloso País Vasco,  haciendo la visita de lo más apetecible con las maravillosas fotos que la acompañaban. Lo malo es que una parte del reportaje narraba la falsa historia de las vascongadas tal y como enseñan y difunden los separatistas. Realmente era un artículo falso, antiespañol, intolerable por cuanto dejaba colar una cierta justificación o elogio de ETA y disparatado por cuanto llegaba a afirmar que Navarra pertenecía a la región vasca...

En fin, al llegar a casa, después de completar el trabajo del día, escribí una queja a la dirección editorial de la revista y al departamento de atención al cliente de TAP. Expliqué la historia auténtica de la región, de Navarra, quién era Diego López de Haro y que los casi mil asesinados por ETA lo fueron no durante el franquismo sino durante la democracia. Añadí que su artículo era ofensivo para las Víctimas de ETA y para los miles de vascos que habían tenido que abandonar su hogar. Me contestaron desde la revista con agresividad, molestos y sin ánimo de rectificar. Me dijeron, además, que el reportaje había gustado mucho al departamento de turismo del gobierno regional vasco... Evidentemente, pensé... 

Con ánimo de insistir para ganar esa pequeña batalla que había emprendido, escribí de nuevo a TAP y a la revista comentando que denunciaría el asunto donde pudiera, que era colaborador de programas de TV, que tenía 5000 seguidores en Twitter, más de 2000 amigos en Facebook y un blog cada vez más leído (unas 9000 entradas/mes). Así, comencé el ataque en las redes sociales -bien apoyado por muchos amigos y seguidores a los que estoy muy agradecido- y en menos de un día me escribieron la directora de la revista y el director de relaciones institucionales de TAP, pidiendo disculpas y prometiendo rectificar. Además, ayer, desde Twitter y Facebook la aerolínea pedía disculpas por el artículo reconociendo el error de haberlo publicado.

En fin, un pequeño éxito, un sencillo ejemplo que demuestra que podemos hacer mucho más por España de lo que harán nuestros dirigentes y, mucho más, también, de lo que solemos creer que podemos hacer.