Hay días que conviene recordar que podemos hacer grandes cosas, que somos capaces de mejorar nuestro mundo y que podremos arrancar sonrisas a todo el mundo.
Hay días en que cualquier vino es un Vega Sicilia, y todos los niños quieren jugar contigo, y tus hijas te dicen que eres el mejor padre y consigues merecer el mejor beso de tu mujer. Hay días que uno se siente el rey del mundo y logra hacer felices a los que le rodean.
Hay días en que uno cree que cualquier ser humano es su amigo, logra rendir al público más antipático y cualquier negociación le sale redonda. Hay días en que uno arrasa porque sabe que un viento divino le impulsa con una fuerza más poderosa que la suya.
Hay días que las maledicencias de los amargados quedan silenciadas con la fuerza que irradia tu optimismo, aunque sea en un momento duro y triste. Hay días en que los que sólo saben protestar quedan avergonzados con tus propuestas constructivas. Hay días en que cada comentario enciende el brillo del que te escucha. Hay días en que siempre aciertas y sientes volar más arriba de las nubes y amas a tu gente y a tu patria como nunca pensaste.
Hoy me he acordado de aquel bombero del Ayuntamiento de Turín que logró rescatar la Sábana Santa de un incendio. Aquél hombre sintió que algo demasiado fuerte le había ocurrido cuando arrancó de entre las llamas la inmensa urna blindaba que contenía el lienzo y que pesaba cerca de una tonelada. En ese instante no hubo un milagro. Aquél bombero simplemente fue el ser humano más fuerte de la tierra porque creyó que tenía que hacer lo correcto y lo hizo. Cuando uno hace lo que debe no hay obstáculos y nunca se equivoca y nunca fracasa aunque las apariencias digan lo contrario.
Una de las estrategias más perversas de los que quieren apoderarse de nuestras vidas y haciendas es contarnos siempre noticias malas. Así surge el socialismo de la queja amarga que siempre exige derechos y renuncia a la libertad que precisa de la responsabilidad. Ahí tenemos a los indignados, considerados los tristes héroes de nuestro tiempo: no harán una propuesta positiva porque todo se basa siempre en que los demás tienen la culpa. Pero es más útil actuar que quejarse.
Los sabiduría de la Escuela de Salamanca, quizá la mejor contribución española al mundo, recuerda que el hombre es un ser dotado de razón y de libertad y por eso debe conocer y merecer. Es decir, que tenemos una misión, que somos responsables, que debemos conocerla y que mereceremos la victoria si ganamos. El hombre es capaz de mucho más de lo que cree. Empiecen a creerlo. A partir de mañana.
Porque hay días en que uno sabe que hizo lo correcto y logró lo imposible. Porque hay días en que recordamos que tenemos tres dimensiones: cuerpo, alma y un tiempo limitado que es una suma de minutos y cada uno es un don del cielo. Aprovechemos cada uno intentando que nuestros días buenos sean los más posibles. Porque hay días que se van y no vuelven y te arrepentirás de no haber creído que podías haberlo hecho mejor.
Vaya chute de optimismo en un mundo deprimente. Te lo agradezco de veras, don Blas, mañana me levantaré de otra forma, te lo aseguro...
ResponderEliminarmuy bueno!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! inmejorable, carpino
ResponderEliminarMi enhorabuena de corazón. Es que el optimismo genera optimismo. San Ignacio lo llamaba "espíritu de victoria" y lo promovía entre los que hacían Ejercicios.
ResponderEliminarQue las palabras optimistas generen acciones buenas y eficaces.
Un cordial saludo.