Es el momento de centrarse en lo positivo. Habrá más de un millón de jóvenes en Madrid, junto al Papa Benedicto XVI, uno de los gigantes intelectuales del Siglo XX, escuchando el mensaje siempre nuevo de esperanza, de amor y de paz. El odio contra la Iglesia forma parte de esta historia desde el principio, pero ya sabemos que hemos vencido en la batalla de los tiempos. Perdonemos a los que no han tenido la suerte de la fe e invitémosles a escuchar, dejando atrás los odios, sonriendo y disfrutando. Ellos son muy pocos y no esperan nada. Nosotros sabemos que quien a Dios tiene, nada le fata: así que nada nos turbe...(Santa Teresa).
Intentan huelgas, anuncian paros y manifestaciones. Son muy pocos. Y no tienen el regalo de la fe, pero han llenado el vacío con doctrinas incendiarias y con otras creencias que hacen que el que no cree en Dios crea cualquier cosa disparatada (Chesterton). Quizá no creen porque no supieron transmitierles la fe o porque un mal cristiano no supo dar el testimonio adecuado, o porque un ministro de la Iglesia les confundió o no supo guiarles en una crisis vital; o muchos no la tuvieron porque les educaron odiando a todo lo cristiano...Todos merecen conocer a Cristo, y nosotros debemos dar testimonio de verdad, de paz, de alegría y de perdón.
Nunca pudieron con la Iglesia. El ataque de nuestros días es el que lleva a un martirio no con sangre, sino silencioso, sin violencia física pero con ese relativismo que se quiere reir de nuestra forma de vida, el que quiere humillar nuestras sólidas convicciones, el que nos tacha de locos por todavía creer...(Benedicto XVI).
Hablan de las cuentas, protestan sin criterio, hablan de negocio. No entenderán nada. Se quedarán estupefactos como la sociedad francesa con la JMJ del 98. En el fondo, esos minúsculos ataques son otra forma que Dios tiene de sacar bien del mal. Porque la sociedad podrá ver, en pocos días, una multitud de jóvenes creyentes y, los que solo conocen lo que sale en la tele, quedarán alucinados porque les habían dicho que la fe católica era cosa de vejetes. Pero no, hay una primavera eclesial, miles de vocaciones sólidas en camino, una nueva fidelidad a las raíces y una fe mucho más auténtica porque exige ir contra corriente del pensamiento único del relativismo. Y esto de ir contra lo impuesto, suele gustar a los jóvenes...
Yo rezo por tanta gente que está desesperada, agotada, a la que han dejado sin esperanza y pretenden encima hacerles creer que la gentucilla del 15M trae soluciones...
ResponderEliminarIsabel H.
No puedo estar más de acuerdo, Blas.
ResponderEliminarSomos unos afortunados y vamos a celebrarlo con el Papa.
Un abrazo desde Estocolmo,
Pablo.
Fantástico!!!! contra el vicio de protestar y fastidiar está la virtud de AMAR y PERDONAR. pero es que no lo pueden resistir, les molesta vernos contentos y que disfrutemos con nuestra Fe: No hay que olvidar que es en tiempos de persecucón, cuando la Iglesia CRECE, änimo a todos y siempre adelante. ¡ NO tengais miedo de los que pueden matar el cuerpo, pero nada pueden contra el Alma. carpino
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