De entre las estafas sobre el 11M que con tan buena labor periodística nos está desvelando estos días el diario El Mundo, destaca sobre todas ellas el escándalo del premio político y politizado al juez Bermúdez que instruyó el teatro de lo que parecía el juicio de la peor masacre de nuestra historia. Destaca por indignante, por injusto, y por encima de todo, destaca como fiel reflejo de nuestro gran drama nacional: el de una justicia politizada al servicio de los intereses del poder, es decir, todo lo contrario a lo que debe ser la justicia…
Si bien ya son terribles las revelaciones de la semana pasada sobre los falsos testimonios de los tres testigos rumanos que incriminaban a Zougam –en prisión desde hace casi 8 años- por la masacre del 11M como el único responsable de poner una decena de bombas en los trenes, lo del premio al juez Bermúdez, propuesto por la propia Policía y concedido por Rubalcaba, es el colmo de los colmos, por cuanto supone la posible compra de un juez dispuesto a dejarse comprar. Pero yendo más allá del escándalo y analizando el hecho de que nos hemos enterado de este nuevo dislate gracias a que se ha recurrido el premio de la medalla pensionada con un 10% de incremento salarial –en tiempo de recortes para el resto de los funcionarios- cabe pensar que, quizá, el premio sí se ajuste a lo que realmente merece el juez. Porque al fin y al cabo, el recurso contra la prebenda se basa “en que esa medalla de distintivo rojo es para alguien herido en acto de servicio o que realice un acto poniendo en riesgo su persona mostrando su valor.” Por eso me pregunto que quizá, digo quizá, el juez haya tenido que trabajar en situaciones de riesgo para su persona, como posiblemente por alguna amenaza de cloaca, por ejemplo. Aún así, nada de lo que haya hecho se justifica: estamos hablando de que lo que el Sr. Bermúdez ha instruido ha supuesto, con sus manejos entorpeciendo ciertos interrogatorios, la condena de un inocente. ¿Y sólo por un 10% más, Sr. Juez? A la gente se la compra con dinero, con amenazas violentas, sí; pero ¿sólo por un 10%? Parece que sí, que un 10% cambió la historia de quien podía haber sido un héroe nacional. Es más, si Bermúdez hubiere plantado cara a los que se han entrometido en su labor, se habría hecho multimillonario vendiendo el libro, las conferencias y los derechos de la película. Pero parece que le bastó un 10% para perder la dignidad. Supongo, presuntamente, digo yo, porque en este sistema te puede salir más caro ciertas afirmaciones que un delito de estafa banquera, de terrorismo o de narcotráfico…
¿Acaso no sería mejor recibir un premio por ser justo en vez de por cumplir lo que algunos malvados exigían? Conste para su vergüenza la foto publicada de las carantoñas que le hace Rubalcaba el día de la Policía… En una democracia sólo esa foto hubiera supuesto un proceso gravísimo contra ambos, ministro y juez.
¿Acaso no sería mejor recibir un premio por ser justo en vez de por cumplir lo que algunos malvados exigían? Conste para su vergüenza la foto publicada de las carantoñas que le hace Rubalcaba el día de la Policía… En una democracia sólo esa foto hubiera supuesto un proceso gravísimo contra ambos, ministro y juez.
Alguno dirá que pido héroes. ¡Qué va! No necesitamos héroes, sino gente que cumpla con su deber. Cuando nombraron a Bermúdez muchos quisieron creer que la justicia era posible en el caso del 11M. Y él mismo se promovió como el juzgador valiente que confesaba a periodistas y víctimas “que iba a mandar, caminito de Jerez” a tanto mentiroso, manipulador y encubridor de la masacre. Pero no, al poco, el juez dirigió el juicio al servicio del poder y por eso le han premiado, según consta: por plegarse al interés de ciertos policías y no seguir los derroteros oscuros que les cuestionaban. Y a pesar de todo lo que ya se sabe, Zapatero ha afirmado por la radio, hoy mismo: “que del 11M está todo zanjado.” Eso dice el jefe de los que alteraron una jornada de reflexión con eso de “queremos la verdad antes de votar” y que luego no han querido saber nada de las gravísimas mentiras de los que les manipularon para ganar las elecciones con las que comenzó a hundirse España definitivamente.
Y justo hoy, el día en que nos enteremos del premio al juez injusto, mientras investigaba cierta anécdota sobre el gran español Fernando I de Habsburgo, el hermano de Carlos I que gobernó gran parte de Europa desde Viena, me ha sorprendido especialmente el lema que presidía su mandato: “que se haga justicia aunque perezca el mundo.” Pues ese, también, debería ser el lema de un juez.
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