Publicado hoy en La Gaceta, Intereconomía
Los
personajes públicos que tanto hemos conocido acaban por resultar personas
absolutamente desconocidas. Porque la vida está llena de matices y anécdotas,
de recuerdos y experiencias que normalmente desconocemos. Quisiera recordar hoy
lo que quizá no conociera el gran público de mi abuelo Blas, porque suele ser lo que mejor
describe a un ser humano, más allá de los tópicos y, por supuesto, de los
prejuicios, normalmente interesados…
Mi
abuelo era un poeta: vivió la vida escribiendo versos de los dramas y flores de
su vida. En la Guerra Civil, cuando liberaron el Alcázar o liberaron Madrid;
constantemente al amor de su vida, mi abuela Carmen o cuando un nieto se casaba
o cuando nacía un bisnieto. También hubo versos para la política, la fe y para
España y su historia, todas ellas vocaciones de una persona leal e íntegra, de
vida pública y privada ejemplar. Sin distinciones.
Mi
abuelo era un teólogo: leía y escribía sobre la fe, sobre la Virgen María y
sobre los ángeles. Vivió la transformación eclesial del Concilio Vaticano II
sin dejarse llevar por los vientos de la confusión pero sufriendo las
incomprensiones de quienes dirigían un cambio cuyas consecuencias aun
notamos y, sobretodo y a pesar de todo,
manteniendo la fe y transmitiéndola de forma ejemplar.
Mi
abuelo era un profeta: su papel público supo adelantarse a los tiempos y,
viendo en primera línea los acuerdos soterrados de la Transición, quiso
avisarnos –poniéndose en la diana de los que engañaban- de muchos de los males
que hoy padecemos los españoles en forma de crisis económica, institucional,
nacional y, sobretodo, moral.
Mi
abuelo era un Político con mayúsculas: independientemente de su ideas, en la
Transición se comportó lealmente frente a tantos que cambiaban sus principios
por los cargos, tentación permanente de quienes quieren servir a lo público y
acaban por servirse de lo público. Jamás habló de sus adversarios como algunos
hablaron de él. Fue leal a los principios y respetuoso con las personas. Hasta
el punto de construir y mantener desde los escaños de la primera legislatura de
la democracia una entrañable amistad, todo un símbolo de reconciliación, con
Juan María Bandrés. Sirvió a España de forma desinteresada viajando por medio
mundo como Director de Cultura Hispánica, hablando de nuestra mejor historia,
defendiendo nuestra cultura, nuestras contribuciones y nuestra particular forma
de estar en el mundo.
Mi
abuelo era un humorista: no dejaba de sacar punta a las situaciones, de contar
anécdotas graciosas e inventar chistes.
Mi abuelo era un gran abuelo y aún mayor bisabuelo: cariñoso,
detallista, cercano, sensible y siempre emocionado con las vidas nuevas que la
familia recibía…
Mi
abuelo ha sido hasta ejemplar hasta en su propia enfermedad.
Que algún día, cada vez que un gran español nos deja, sepamos los
españoles aprender de todo lo bueno, para lograr así la nación que merecemos
volver a ser, por encima de las ideas y por encima de los prejuicios.
Recibe mi más sincero pésame por tan irreparable pérdida. Un muy fuerte abrazo para todos sus seres queridos.
ResponderEliminarArtículo "Hipócritas", escrito por Blas Piñar en el diario ABC (19/01/1962).
http://hemeroteca.abc.es/nav/Navigate.exe/hemeroteca/madrid/abc/1962/01/19/003.html
Mi más sentido pésame.
ResponderEliminarMe ha encantado esta entrada que dedicas a tu abuelo, porque he conocido aspectos que desde luego desconocía de su extraordinaria personalidad. Especialmente me ha sorprendido su faceta poética; espero que el soneto que hoy le he dedicado no le disguste.
España ha perdido un hombre excepcional, un coloso; esperemos que ahora, como intercesor, nos alcance del cielo un poco de esa Fuerza Nueva que hoy tanto necesita España.
Gracias por vuestras palabras
ResponderEliminarMe reitero en mi más sentido pésame y no dudo que el Señor lo tendrá en su gloria, en aquellos años de zozobra del 79 al 81 es cuando tuve la ocasión de conocer a tu abuelo, y estoy seguro que determinadas malas "compañías" motivaron se retirara de primera fila por el bien de España, como hicimos muchos otros.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo ARRIBA! España
Blas, tu abuelo fue un poeta, un teólogo, un profeta, un gran político, con sentido del humor como persona inteligente que era...pero sobre todo tu abuelo fue un gran patriota y cristiano.
ResponderEliminar¡Descanse en paz! Un abrazo.
Ha muerto un gran español, un magnifico patriota y una excelente persona
ResponderEliminarEn estos tiempos de miseria que vivimos ya no hay personas como el
Los españoles lo echaremos de menos
http://lapoliticadegeppetto.blogspot.com.es
Mi abuelo era todo eso como el tuyo. Pero el mío en vez de morir con noventaitantos años rodeado de los suyos, acabó asesinado IMPUNEMENTE con el pecho destrozado por una escopeta de cañones recortados en agosto de 1977. Efectivamente hay dos Españas: la vuestra de los ricos y poderosos y la nuestra de los honrados y trabajadores que somos los que acabamos pagando el pato.
ResponderEliminarSiento mucho lo de tu abuelo. Seguro que muchos como don Blas rezaron por él. No soy rico, familia numerosa y trabajadora y, como muchos de mi condición, admiradores de la gente honrada como don Blas.
EliminarA tu abuelo le pegaron un cartuchazo por ser un honrado trabajador?
EliminarEn que demonios trabajaba el buen hombre?
40 años de trabajo dedicados al éxito deportivo de España, solo que por desgracia demasiado cerca de algún mafioso come hostias premiado "Marqués" (de la castaña) por el que sí que habría que rezar, pues estará ardiendo eternamente, como todos los adoradores del becerro de oro y sus acólitos seguidores del anticristo sanjosemaria.
EliminarHay dos Españas, la de gente de orden y honrados patriotas y la de los resentidos enemigos de España.
ResponderEliminarLos patriotas que llevan la pulsera rojigualda en la mano que sostiene el maletín camino de Suiza... y la corona en la bandera del barco. Hipócritas, si José Antonio levantara la cabeza os volvería a dar un par de tortas.
EliminarMi mas sentido pésame. Un español que intentó todo por su patria. Yo, aunque no fuera muy cercano políticamente a él, lo respeto enormemente. Nada que ver con los políticos que ha dejado la transición como preparación del suicidio mandilonado de ESPAÑA.
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