jueves, 4 de octubre de 2012

Mis palabras en la presentación de AL FINAL PERDIERON

Presentación Al Final Perdieron
Centro Cultural de los Ejércitos
3 octubre 2012.

Buenas tardes. Gracias por acompañarme, D. Alfonso Arteseros, D. Lucas Molina, general Blas Piñar;  muchas gracias por vuestras palabras; amigos, familia y amigos de las redes sociales, varios de los cuales me habéis emocionado viniendo desde lejanos rincones de España… No merezco tan gran esfuerzo.
Siempre quise escribir este libro. Desde pequeño quería contar lo que me contaron tantas veces mis padres, abuelos y tíos abuelos.
Cuando cada año íbamos con mis abuelos al Alcázar de Toledo a finales de septiembre, y mi abuela nos contaba cómo vivieron la guerra desde su casa de la calle Tornerías; cuando en la casona de Corao en Asturias nos contaban mis tíos abuelos el miedo que pasaron; cuando mi tío abuelo Alfonso nos contó que los rojos le tuvieron atado a un árbol durante una noche diciéndole que le iban a pegar un tiro o cuando mi tío abuelo Manuel contaba cómo luchó en el frente en el Nalón formando parte de las columnas gallegas que liberarían Oviedo; cuando mi abuela María Luisa nos contaba que conoció a su marido –Desiderio, un soldado de Vitoria- por carta durante la guerra; cuando mi abuelo Blas recordaba que tuvo que huir del Toledo rojo con su madre; cuando escuchaba las conferencias magistrales que se impartieron en esta casa con motivo de los 75 años de la liberación del Alcázar y que organizó mi tío el general Piñar como Presidente de la Hermandad de Defensores, cuando, en fin, mientras otros se alejaban para no escuchar las batallitas de los mayores, yo en cambio iba memorizando cada dato y al llegar de nuevo a casa tomaba notas de tanta historia heroica…
Y soñaba con escribir el libro que hoy es AL FINAL PERDIERON. Es la memoria –la auténtica- de una familia, como tantas otras de España. Siempre quise escribir este libro porque estaba orgulloso de la familia en la que me tocó nacer.  Además, el año pasado, al terminar la procesión de la Virgen de Santa María del Alcázar, en un luminoso día, un historiador me comentaba que “hacía falta difundir la verdad también desde la novela o el cine, porque la derecha había abandonado la batalla cultural.” Cierto. Y más en el tema de la guerra civil, en el que la visión de la izquierda se ha impuesto a la gran mayoría de nuestros compatriotas.
Y cuando han intentado manchar la historia de esos españoles,  cuando han querido ridiculizar su enorme sacrificio, entonces ya no solo recordaba que siempre quise escribir este libro. Sentí que debía escribirlo y me puse a ello. La politización de la Historia entraba dentro de la politización de todas las cosas y había que dar una respuesta sin miedo, sin complejos y con toda la fuerza y la belleza de la verdad.
Se entiende la politización como algo muy negativo, pero no porque la Política sea mala, sino porque son malos los políticos que padecemos. La Política es una vocación de servicio, una de las tareas más bellas que pueda realizarse. Pero la organización partidista de la política, sin democracia interna en los partidos, la pervierte, y en vez de ser un servicio al bien de todos acaba por ser una labor que solo busca el interés del propio partido. Así, en ese nefasto sentido, se ha politizado la historia como por ejemplo se ha politizado la justicia.
En relación a la guerra civil española, la izquierda ha construido una enorme montaña de mentiras, dividiendo de nuevo a los españoles en buenos y malos, sin entender que “sin verdad ni hay reconciliación ni paz” como alguna vez ha señalado Juan Pablo II. La iniciativa de Zapatero de remover el pasado ha traído de nuevo un conflicto que se superó ya durante el Régimen de Franco. Les guste o no. Antes de 1975 habían vuelto muchísimos exiliados y por ejemplo el General Vicente Rojo, que era uno de los jefes del Ejército rojo y era amigo de mi bisabuelo comandante Blas Piñar  Arnedo,  ya estaba en España desde 1959… El Valle de los Caídos, monumento a la reconciliación fue todo un logro y hoy es un símbolo atacado por los que no quieren reconciliación sino un nuevo conflicto para poder ganar el que perdieron. Así lo dijo Tamames –nada sospechoso por su origen comunista-  el año pasado.
En las guerras hay verdaderas historias que muestran un mal inimaginable, y solemos recrearnos en ellas como si el mal fuera un poderoso imán; pero también hay grandes historias de perdón y amor, de heroicidad y generosidad, de compañerismo y nobleza. Perdón y reconciliación hay a montones desde el 1 de abril de 1939. Pero algunos  no pueden soportar que paz y prosperidad económica sean las dos grandes aportaciones incuestionables del franquismo. Y hoy, ni una, ni otra, están garantizadas, desgraciadamente.
Parece como si el enorme sacrificio de los españoles de 1936 no hubiera servido para nada, puesto que volvemos a los mismos disparates. Mis antepasados, los héroes de mi familia, empezando por mis bisabuelos que, olvidando sus intereses personales se embarcaron en la durísima tarea de defender su historia, su patria y su fe, unos en el Alcázar de Toledo, otros desde el cerco de Oviedo y otros en el frente, no merecen que fracasemos de nuevo ni tampoco merecen la revisión sectaria del odio, que les condena como golpistas y criminales frente a una democracia que sólo existe en la mentira propia de quienes no quieren aceptar los hechos que de verdad les muestran como son.
Mi familia, vuestras familias, las familias de todos los españoles merecen la verdad. Yo no pretendo tener toda la razón ni que en mi libro no pueda haber algún error o incluso que yo haya sido también víctima de la propaganda –eso siempre es posible cuando se tratan los conflictos bélicos- pero les aseguro que he querido contar la verdad que me contaron sobre lo que les tocó vivir. Es un homenaje a los que entregaron la vida, o gran parte de su vida para que nosotros tuviéramos una España mejor que la que quería el totalitarismo socialista.
Los españoles de 1936 eran seres humanos como nosotros. Nadie quiere la guerra, pero sin entender los motivos que les situaron ante un límite que hoy nos parece incomprensible desde nuestra comodidad, jamás lograremos entender por qué tuvieron que actuar como actuaron.  Lo que más me han enseñado las horas en que he tenido que imaginar situaciones, comprender decisiones, inventar conversaciones de aquellos españoles de la guerra, es la experiencia de meterme de lleno en lo que tuvieron que soportar y padecer… Y les aseguro que más de una vez he llorado sobre el teclado. Y de ahí nace el compromiso de luchar por la auténtica paz que nace siempre de la verdad.
La fe y la valentía  condujeron al éxito a aquellos españoles. Ellos vencieron. Vencieron a la tiranía que pretendía aniquilar su historia, su patria y su fe. Vencieron a los enemigos de la libertad que querían convertirnos en una sucursal de la peor tiranía de la historia humana. Vencieron a los traidores interiores, vencieron a su pereza y a su miedo. Vencieron a los que desde el odio a la Iglesia destrozaron vidas y saquearon un inmenso patrimonio cultural. Vencieron a los asesinos de Calvo-Sotelo. Vencieron. Vencieron.
Por eso hoy hay que preguntarse, con dolor, con tristeza, contemplando la España que camina conducida por semejantes irresponsables a los de los años treinta y cometiendo errores o maldades parecidas a las de entonces, por qué hemos tenido que decir, por qué hemos tenido que titular su historia, la historia de mis antepasados, con un inquietante AL FINAL PERDIERON.
Gracias, de nuevo por venir, gracias BLAS, ALFONSO, LUCAS.
A todos vosotros, amigos, familia.
A todos los que el milagro de las redes sociales convierte en amigos reales, nunca virtuales.
A todos los que me apoyáis difundiendo esta pequeña batalla de las ideas, mucho más importante que cualquier labor política: sin ideas, sin contenido, sin cultura, la política es inútil.
Gracias al Centro Cultural de los Ejércitos por todas las facilidades que nos habéis dado.
GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS.

6 comentarios:

  1. enhorabuena por el libro un saludo desde Burgos

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  2. Muy emotivo, Blas. Un saludo desde Italia
    Maria Poyca

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  3. Magistral, impresionante, cierto, valiente... Como el libro sea tan bueno como este texto, tendrás mucho éxito. Esta misma tarde voy a la Librería de El Corte Inglés. Enhorabuena.

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  4. Pues yo no había caído en ese detalle del título "Al final perdieron". Si vencieron, vencieron, vencieron...a pesar de todos los obstáculos (y ésto es lo que parece relatar el libro)...¿parecería hoy que "al final perdieron"?

    Yo creo que los que "al final perdieron" son los rojos...y creo que podemos decirlo, desde la perspectiva de dentro de unos años, 2032, por poner un ejemplo. Los rojos de 1936 y de hoy...al final perdieron.

    Lo que vivimos hoy es un coletazo más de la guerra civil que los rojos iniciaron en 1934, perdieron en 1936...y volvieron a iniciar con otras armas "no convencionales" en 1975 (o antes)...y ahora en 2012 nos hallamos en la fase recrudecida de esa guerra civil reiniciada.

    Cierto es que Dios va a ganar esta guerra...pero con nosotros. Y nosotros tendremos que hacer algo, no solamente dejar hacer y derramar tinta y quizás sangre. Algo tendremos que hacer además de rezar y esperar "contra toda esperanza".

    Un cordial saludo.

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  5. Estimados amigos: Les queria preguntar en que librerias estan disponibles los libros varios, agradeciendoles la atención , un cordial saludo

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    Respuestas
    1. Gracias por su interés, amigo.
      Los libros LA TESIS PROHIBIDA y AL FINAL PERDIERON suelen tenerlos en LIBRERIAS TROA, EL CORTE INGLES. En Madrid, en Serrano 80, Castellana 45.
      También se pueden adquirir directamente en la web de la editorial y se lo envían a casa sin coste:

      http://www.gallandbooks.com

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