A raíz de un mensaje de Facebook en el que un progresista moderado tolerante demócrata me insultaba con toda clase de improperios por cuestionar que se pueda orientar sobre la homosexualidad en las escuelas, he reflexionado sobre el profundo pasaje del Evangelio del pasado domingo.
En aquélla parte de la Buena Nueva, Jesucristo se enfrentó a todos los estrictos códigos éticos que la sociedad judía imponía a los leprosos, tal y como quedaba retratado en la durísima primera lectura del mismo domingo: el leproso tenía que vivir apartado, no podía entrar en contacto con nadie y debía llevar una indicación que declarara su impureza…
Acordándome de tal pasaje, me ha parecido oportuno relacionarlo con el hecho de que vivimos en una época donde existe una marcada tendencia a aplicar semejante doctrina del aislamiento y la marginación a quien ose cuestionar los postulados del mediocre relativismo moral en el que se asienta el pensamiento de la nada de lo políticamente correcto.
Pues bien, si Jesús, el Amor personificado, se saltó a la torera las intolerantes leyes de aquella sociedad, mostrando al mundo la profunda lección constatada en la curación de un pobre leproso, precisamente tocándole, me pega que nosotros tendremos que enfrentarnos, radicalmente, al totalitarismo sutil de esas leyes de lo políticamente correcto que adoctrinan a las gentes de nuestro mundo bajo la amenaza de considerar como marginado o loco a quien no siga las simplezas dominantes que están acabando con lo poco que queda de civilización en esta tierra. Ánimo.
La democracia "socialbienpensante masonica" ha hecho ley de lo políticamente correcto, no es mas que el arnes y el ronzal con el que cierta ideología nos lleva a rastras como a los asnos.
ResponderEliminarLo políticamente correcto no es mas que la castración del pensamiento logico, libre y por tanto ético y moral.
http://lapoliticadegeppetto.blogspot.com/