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sábado, 19 de enero de 2013

En España, ¿qué fue primero, la política o la corrupción?

Nunca se borrará de mi memoria el privilegio que tuve de conversar con Don Ricardo de la Cierva, a raíz de la publicación de mi novela, La Tesis Prohibida, en cuyo crimen inicial el sabio estaba muy interesado. Charlando sobre diversos sucesos inquietantes de nuestra historia reciente, Don Ricardo no dejaba de mencionar a la Masonería –asunto en el que es un experto mundial-. Llegó un punto en que, comentando el escándalo de BANESTO y Mario Conde, me  ilustró sobre las elevadísimas cuotas que deben pagar los miembros de la secta a cambio de pertenecer a ella para medrar e influir…

Los pesimistas sobre la condición humana ya han concluido que la política siempre lleva a la corrupción. No es cierto y, por eso, la pregunta del título no es absurda. Al contrario. Ha habido muchos políticos, reyes y gobernantes que han ejercido su vocación de servicio público de una forma ejemplar. ¿Entonces?

Llevo tiempo dándole vueltas a las causas de la terrible corrupción política que, por el camino del desprestigio de todo eso que llamamos casta –parasitaria, política, sindical, empresarial- nos condice a un agotamiento y a unos odios muy peligrosos. Pero, ¿qué pasa que la corrupción ha llegado a todos los niveles? ¿Qué se ha hecho mal? No tiene sentido denunciar la corrupción sin abordar las causas por las que ésta se ha convertido en la norma y no en la anécdota.

Son varias las causas que han facilitado la situación que padecemos:
La educación de bajísimo nivel; la pérdida de valores; la descristianización; una sociedad, en fin, sin moral. El clima de intereses creados, que ha generado el único consenso real entre las fuerzas políticas: silenciar todo lo que se pueda la corrupción. La opacidad del sistema de financiación de partidos. Es evidente que todo ello facilita que un político llegue a corrupto.
Pero yendo más al fondo del asunto, para mí el sistema está diseñado para la corrupción:

Las Autonomías: que han permitido generar mini Estados con todos sus organismos de control, facilitando una casta muy poderosa a la que nadie puede controlar.

Los partidos políticos: estructuras organizadas para sus propios intereses en las que se medra por obediencia a los jefes y no por decencia ni capacidad intelectual o de trabajo. Los partidos, tal y como funcionan hoy en día, son los máximos responsables de la degeneración de la política como servicio público en una actividad denostada por haberse convertido en la  mejor manera de enriquecerse sin esfuerzo.

La Ley Electoral: muy relacionada con la anterior causa ya que, al no facilitar la representación de los ciudadanos, se convierte en una estafa previa en la que, quien elige de verdad a los representantes, son las cúpulas de cada partido corrompido. Así los políticos nunca se deberán a sus votantes sino a sus partidos.

La Justicia: que al haber sido politizada –y haberse dejado politizar- crea un clima de impunidad que fomenta la corrupción. Porque los organismos de control de los jueces y los altos tribunales, también se deben a los partidos.

Así, volvemos al principio: ¿por qué en esas ilusiones democráticas de los setenta –unas ingenuas, otras pervertidas- nos colaron un sistema para la corrupción? Porque había que pagar bien a las marionetas sin principios que, so promesa de riqueza, facilitaron una serie de gobiernos que sucesivamente han destrozado la gran nación que siempre fue España. Si no nos damos cuenta de que la corrupción es previa al sistema –es decir, primero la corrupción y luego la política al menos en España-, estaremos de acuerdo con gente como Felipe González –ejemplo de máxima corrupción- que, comentando el escándalo de Bárcenas, ha declarado: “el sistema no es malo.” ¿Qué va a decir quien se ha hecho multimillonario gracias a un sistema que al resto de los españoles nos ha arruinado en todos los sentidos?

miércoles, 16 de febrero de 2011

EL FUTURO EN LIBERTAD NO ESTA EN EL ANTIFRANQUISMO SOBREVENIDO


Ha escrito Joaquín Leguina un libro interesante “El duelo y la revancha. Los itinerarios del antifranquismo sobrevenido” (La Esfera de los Libros, Madid, 2010). En la izquierda socialista siempre hay personajes interesantes por equivocados. Así, Besteiro, Redondo, Leguina, están donde no deben y, por eso, son marginados y expulsados del círculo de poder del totalitarismo partidista.

El libro de Leguina ha dejado literalmente a la altura del betún a muchos izquierdistas. Pero es un libro perfectamente aplicable a las derechas acomplejadas. Alguien dijo, y me pareció acertado, que el drama de la transición fue entregar la superioridad moral a la izquierda. Cualquiera que hubiera tenido relación con Franco o la derecha es un apestado. Pero algo no cuadra. Porque los sistemas de poder que rigen nuestra falsa democracia son exactamente los mismos. Tanto en el poder político, donde todos, incluido el PSOE, son hijos de poderosos durante el franquismo; como el poder financiero, lo que queda claro explicado por Alberto Recarte en su segundo Informe sobre nuestra crisis y al que ya me he referido en otra entrada, “España se desmorona”.

Trato este asunto porque en el mundillo periodístico que he conocido, he comprobado como o la mayoría son unos mediocres de bajo nivel cultural o son unos mentirosos. Sobretodo en los que claramente cobran por decir lo que les ordenan desde los respectivos centros de poder. Es impresionante escuchar a quien ahora no pasa de los cuarenta, afirmar  “todo lo que luchamos contra Franco”. Habría que verles con 5 añitos, pataleando por las libertades para hacer caquita sin pañales (pañales no que no había)…O a quien sabes que su padre era de buena familia del régimen decir: “nosotros, que tuvimos que dejarnos la piel por la libertad…” Todo trola. Alucinante, porque al parecer el franquismo pudo durar cuarenta años con tantos enemigos. Menudos genios los de la Dictadura.

La ventaja de nuestra generación es que no tendremos que presumir de haber luchado contra Franco y así, carecemos de complejos. Bueno, ojo, quizá, nos lo exijan, ya que  lo políticamente correcto es así de estúpido y cualquiera me acusará de no haber nacido unos años antes para luchar contra la, más correcto, Dictablanda…Pues no vivían bien en los 70 en  la España  del pleno empleo, en la que hasta el Jefe del Ejército Rojo ya había vuelto hacía unos años, indultado por Franco...Nosotros podemos buscar la objetividad de la Historia. Y podemos decir sin complejos que la España de 1939 a la de 1975  ha sido mucho mejor, al menos, que la alternativa que nos hubiera dejado como Rumanía, por ejemplo. Podemos mirar las cosas de otro modo. Y además, les guste o no a la generación de la mentira, de la transición destructora de la Nación (eso es la Constitución del 78), tendremos que ser nosotros, los que dentro de pocos años, presumiremos de haber luchado contra la negra y falsa democracia del 78, para devolver la libertad a los ciudadanos. Presumiremos de parar el despilfarro de las Autonomías. Estaremos orgullosos de haber derrocado el sistema que, califican de democrático, pero que permitió Rumasa y el asalto a Banesto. Acabaremos con el sistema de cloacas que permitieron el 23-F, los GAL y el 11-M,   las mentiras del Faisán donde un Gobierno colabora con ETA o la ladrona reestructuración de las Cajas. Por eso, el futuro no es del antifranquismo sobrevenido lleno de cuentos de abueletes mentirosos. Defender ahora la libertad es estar contra el sistema de poder que la aniquila y en el que estamos inmersos. Lo demás, cuentos ya muy aburridos.