Creo, sinceramente, que el hecho de haber nacido, es una de las cosas más importantes que hice, con todo lo que eso supone para el resto de las cosas que he hecho luego. Y eso que no fue culpa mía. Con esto queda claro que me da la sensación de que la vida me pide algo más que haber nacido. Y uno intenta devolver lo que la vida le ha dado porque también la vida suele devolver lo que uno debe dar a la vida.
Nací en Madrid, un jueves 27 de abril de 1978 sobre las 11:30 de la mañana. Desde ése mismo momento, creo que es una hora perfecta para despertarse por la mañana, a no ser que uno tenga cosas que hacer antes de ése momento, que suele ser lo habitual, desgraciadamente. Me adelanté en tres semanas a lo previsto (cosa que me pasa mucho desde entonces), pesé unos cuatro kilos, lo cual significaba que fui un bebé grande, pero de nada sirvió puesto que no he pasado nunca de los 1,67 metros de altura. Recuerdo que fui buenísimo siempre, porque un bebé siempre puede ser peor. Comía bien, dormía mucho y si lloraba no me hacían ni caso, pues era el tercero de una serie de siete. Me bautizaron el 24 de mayo en la Iglesia de los jesuitas de la calle Maldonado de Madrid. En mi bautizo se vería, en cierto modo, que la polémica me acompañaría algunas cuantas veces más en mi vida. Mis padres quisieron llamarme Juan, pero mi abuelo Blas tenía ya varios nietos y ninguno se llamaba Blas Piñar. Así que debo tan ilustre como polémico nombre a mi abuelo, que es mi padrino, y que justo se llamaba del mismo modo, como no podía ser de otra manera, puesto que quiso que yo me llamara como él.
Creo que siempre resulté el gracioso porque mi hermano era el guapo. Yo siempre oía a la típica pepa decir “qué niño mas guapo, y éste, qué gracioso”…Hay gente que no entiende que, a veces, es más educado no decir nada. Pero lo más gracioso que hice de niño inconsciente, pero que no tuvo ninguna gracia, fue meter una horquilla en el enchufe de la peluquería donde un día mi madre se peinaba durante casi cinco horas (más o menos), haciendo saltar toda la instalación y provocando el histerismo de las señoras enruladas y a medio peinar…Culpa de mi madre porque, ¿a quién se le ocurre llevar a un niño de tres años tanto tiempo a jugar a la pelu? Normal. Desde entonces no he vuelto a ir a peluquerías de señoras. Tengo un trauma con este asunto tan desagradable.
Después conviví con mis padres y hermanos, que dirán que siempre me han aguantado sin reconocer lo que yo también he tenido que aguantarles con toda seguridad; estudié y me aguantaron pacientes profesores; me casé hace cinco años para que continuara aguantándome mi encantadora mujer –eso sí, advertida por sus cuñadas- y tengo dos hijas que son las únicas que, de momento, se divierten conmigo, pero que dentro de poco tendrán que aguantarme, lo cual se producirá en el mismo momento en que yo tenga que aguantarlas a ellas…Al final, uno puede darse cuenta fácilmente de que la vida consiste en aguantarse y que le aguanten. Y ya es bastante si uno consigue ambas cosas.
Uno, a sus 33 años (no dejan de ser una edad que impresiona, por motivos que cualquier persona culta puede comprender), tiene que seguir dando gracias cada día a tantos. La vida es bonita y merece la pena vivirse, con lo que haya venido, con lo que tenga que venir. Por eso, hoy, doy las gracias a Dios, a mis padres, a mis abuelos, hermanos, tíos y primos, a mis amigos, a mi mujer, a mi familia política, por todo lo que les debo. Abruma todo lo que uno debe a otros. Solo quiero ser capaz, algún día, de llegar a compensar tantas cosas buenas que he recibido. Cada día, este reto, es una exigencia que incluye inventar qué puede hacer uno para conseguir el objetivo descrito, y a pesar de los fracasos y de las maldades de los que uno aprende, el enfoque es muy claro. He plantado árboles y tenido hijos…Y estamos aquí por y para algo más, ¿verdad?
felicididades pingüi.
ResponderEliminarBlas,
ResponderEliminardesearte un muy buen día y felicidades por tus 33 castañitas!! Never so young!!!
Muchas felicidades y ánimo en tu lucha.
ResponderEliminarGracias por compartir ciertas intimidades, Blas. Tus sinceras palabras tienen, para mí al menos, más profundidad que muchas de las elaboradas exposiciones, pergeñadas por supuestos eruditos, que han caído recientemente en mis manos. N.F.O.
ResponderEliminarPreciosas Reflexiones.....Buen día.
ResponderEliminarTE BAUTIZARON EL 12 DE MAYO, NO EL 24...¡¡ que mala memoria!!! parece mentira.
ResponderEliminarBien lo siento, he multiplicado por dos, queda tu nota como corrección...
ResponderEliminarMuchas felicidades de un compañero de Burke.
ResponderEliminarmuchismas felicidades.
ResponderEliminaren efecto los 33 son una edad mágica, así que
no puedes desaprovecharlos.
si yo fuera bebedor abriria una botella de
espumoso manchego,te aseguro que los tenemos buenisimos a tu salud y porque se cumplan todos
tus deseos y legitimas ambiciones
un tirón de orejas,
A.M.D.G.
¿Sabes lo que me quedo de todo esto? Que la señora tenia razón, pues si que eres Gracioso.
ResponderEliminarUn abrazo Blas
Tu cuñao favorito
"El Patas"
GRACIAS A TODOS!
ResponderEliminarTU si que eres gracioso, patas!