Como católico creo que una sana crítica bien dirigida a los pastores puede hacer cierto bien. Porque me da la sensación de que a muchos de nuestros obispos les pasa como a los líderes de otros ámbitos de la sociedad: que ni se enteran de lo que pasa, ni escuchan a la gente, ni tienen suficiente seguridad para expresar sus opiniones y más bien tienen terror a la crítica del adversario o del enemigo. Es decir, que dirigen sin ser líderes. Y eso al final, confunde, desmotiva, desilusiona y anula.
Por eso esta crítica a los obispos. Ha tardado la jerarquía española casi un mes en matizar lo que Rouco dijo sobre la nueva ley: “que no era de eutanasia.” Hablaba de la ley del Gobierno masónico como su opinión personal sin matizarla demasiado, en un desayuno informativo. Mejor hubiera sido no decir nada.
Aclara ahora el portavoz Martínez Camino que no termina de expresarse como se precisa hoy en día –demasiado prudente o demasiado tremendista, según- que la ley que preparan los socialistas es injusta, ambigua y abre la puerta a conductas eutanásicas…
Me decía un amigo que el día que la Iglesia se pueda enfrentar sin miedo a los poderes de los gobiernos ganaría mucha credibilidad. Pero no, el inteligente sistema totalitario en el que vivimos ya se encarga de mantener controlada y asusta a la Iglesia, mediante el sistema cómo no, del dinero.
Señores obispos: no intenten consensos con quienes volverían a perseguirles y asesinarles si pudieran, no busquen prudencia ni comodidad en el sistema que está diseñado para perseguirnos, ni soliciten más el falso amparo en los partidos políticos que tanto nos confunde. Vayan al Valle de los Caídos a rezar por España, acusen a los que transgreden las leyes de Dios, no den la comunión ni el abrazo a los personajes públicos escandalosos, muestren que algunos políticos abortistas que presumen de católicos no están ni pueden estar en la Iglesia, renuncien a la pasta del IRPF, renuncien a cualquier ayuda del Estado y pidan a los católicos que aflojen el bolsillo y se darán cuenta de que son más independientes, más auténticos, más libres, menos políticos, más pastores, más queridos, más admirados y menos confusos. Y lo demás se nos dará por añadidura. Si cada católico que va a misa en España diera tan sólo 100 € al año, la Iglesia tendría 1000 millones de € al año. Lo que nunca hubiera soñado Mendizábal. Por cierto, el IRPF no aporta ni 250 millones. Hagan lo que hagan, la JMJ saldrá estupendamente y dejará boquiabiertos a los que desde hace casi un siglo siguen creyendo que España ha dejado -varias veces ya- de ser católica -aunque es verdad que están a punto de conseguirlo con ayuda de la propia Iglesia-. Si ya lo dijo Juan Pablo II, queridos obispos: ¡NO TENGAIS MIEDO!
Yo solo diré una cosa a este respecto y como católico que soy: el problema es que la Iglesia española no es la Iglesia polaca.
ResponderEliminarAspirante.
ResponderEliminarLa Iglesia Española, no es la Polaca, cierto , pero en los años treinta,FUE TANTO O MAS QUE LA POLACA.
A rezar,misas,adoraciones eucaristicas, rosarios,
ESPAÑA ESTA CONSAGRADA AL SAGRADO CORAZON DE JESUS, y ES TIERRA DE MARIA SANTISIMA.
Si estamos con DIOS, QUIEN CONTRA ESPAÑA.
!SAGRADO CORAZON DE JESUS EN VOS CONFIO¡