A mi hermano
Cuando uno se adentra en lo que no conoce o en lo que conoce poco, se desmontan tópicos y prejuicios. Hace mucho que a mí me pasó eso con los Estados Unidos. Se agradecen las películas que hacen tocando temas de actualidad, meditando sobre sus propios errores y enviando mensajes de esperanza a una sociedad que siempre puede mejorar…
Así, hemos visto magníficas películas sobre el 11S, sobre la Guerra de Irak, sobre sus escándalos de corrupción, sobre sus servicios secretos o sus magnicidios o sobre la crisis financiera que aún vivimos… Respecto a la gran estafa que vive el mundo desde hace años, la que reventó en 2007, pocos análisis son tan certeros como los que vimos en Wall Street o en Inside Job por más que se pongan enfermos esos neocon de la economía de la mentira…También es el caso de The Company Men, una simpática comedia en la que queda clara la gran estafa del mundo financiero frente a la realidad de la economía productiva.
Hace tiempo, visitando una antigua fábrica química portuguesa, su desolado Jefe de Producción nos explicaba la crisis de su empresa: “es que ahora todo se hace en China que serán los amos del mundo porque tienen el control de la producción; son la fábrica del mundo.”
Por eso, la peli The Company Men es oportuna: una gran compañía decide que debe dejar ciertas producciones rentables para sólo intentar incrementar el valor de la acción reduciendo costes. Así, llegan los despidos de personal y el abandono de su negocio de siempre: construir grandes barcos. Los ejecutivos sacrificados deben abandonar la empresa y asumen la falsedad del mundo en que vivían. Es gráfico el ejemplo de uno de ellos que recurre a trabajar en la albañilería –nada más real que construir casas- para poder mantener a la familia. Resultó que a mediados del siglo XX llegaban a directivos los jefes de producción; luego triunfaron los comerciales y ahora es el momento de los financieros, que normalmente solo ven números sin apreciar el valor de las cosas bien hechas y, presionados por los inversores, desprecian la enorme experiencia acumulada durante años en las cabezas de algunos fieles empleados…
Quizá sea como me dijo un importante empresario: “la crisis financiera se generó cuando la época de las prejubilaciones en que se expulsó a toda una generación sensata de la dirección de los bancos…Luego llegaron esos jóvenes sin escrúpulos que solo querían beneficios a corto plazo". Y lo consiguieron inflando y pinchando algunas burbujas… Al menos, de todo se aprende. Y eso es lo que más me ha gustado de la película: que siempre se puede volver a empezar, haciendo todo mejor.
Nada nuevo bajo el sol. Ya un tal Marx alertaba sobre las interferencias de los ciclos dinero-mercancía-dinero sobre la economía productiva y sus ciclos mercancía-dinero-mercancía. Y esto mucho antes del superdesarrollo de la economía financiera de nuestros días. En fin, ¡hay que releer a los clásicos!
ResponderEliminarP.D.: Por supuesto me refiero a Karl Marx (¡que miedo!)