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En la vida ocurren cosas graciosas. Escribo de nuevo la frase que escribí cuando me intentaron quitar el premio: “en las sombras urden trampas pero la jugada les salió mal, porque Dios juega con los malos”. Así es, ellos me llevaron para aprovecharse y tumbarme en el último minuto, según he sabido después. Me quisieron para utilizar mi nombre, dar morbo y audiencia a un concurso insignificante, queriendo explotar la posibilidad de que ganara hasta el último segundo para llevarse los 1,42 € de cada voto telefónico (una cantidad enorme, fueron miles), pero no calcularon bien y el sistema informático me dio ganador, con las normas objetivas, al contabilizar el voto de la audiencia. Es decir, que gané y gané con una mayoría de votos del público y gracias a la objetividad del sistema informático, según confirmó el empleado de la compañía contratada para gestionar los votos. Entonces, empezaron maniobras extrañas para quitarme mi clara victoria. Cinco días después de la final, recibí un email de la Dirección General, diciéndome que renunciara a mi victoria, que renunciara al coche y que no iban a reconocer públicamente que todo era debido a un fallo. Transcribo algunas frases de aquél email:
“El fallo es de Intereconomía y debe asumirlo ante la audiencia. Es verdad que el voto del público debía contar, pero también que el jurado era en este caso soberano…Que lo que no contaremos, pero que debe hacerse por justicia, y esto es lo que más me duele pedirte, es que renuncies al premio del coche. Me duele sobre todo porque tenías pensado donarlo, pero creo que es lo justo...Que te debo pedir disculpas personalmente y en nombre de la casa por la situación creada, incómoda para ti el viernes y bochornosa para nosotros. Así que, perdón. Eso es lo que hemos pensado después de mucho hablarlo. Sinceramente creo que los pocos que han podido criticarte por tu nombre han tenido que callarse al ver las cosas que decías y lo bien preparado que estabas…asumimos nosotros todo el problema de comunicación generado”.
La verdad es que no asumieron nada ante nadie, pues no explicaron a la audiencia estas maniobras. Al menos reconocían que yo lo había hecho bien y que había gente que me rechazaba por mi nombre, cosa que, hasta el momento, negaron. No admití el abuso, amenacé con una demanda, nos movilizamos por Facebook, se asustaron y fui citado para reunirme el 16 de septiembre con el Abogado del Grupo, Juan José Aizcorbe, un caballero, y Julio Ariza. Éste se comprometió, el día jueves 16 de septiembre a las 13:45, en su despacho, delante de Juan José Aizcorbe, a volver a considerarme ganador y a mantenerme 3 meses en El Gato. Incluso, Ariza, me dijo: “Lo has hecho muy bien, no tengo ningún problema con tu nombre, te lo has ganado y quiero que vayas a El Gato”.
Me quedé tan contento. Era lo justo. Pero a las pocas horas, volvían a pasar cosas raras, esta vez en la prensa, al día siguiente. Dios sabrá quién filtraba lo que ocurría por allí a medios como El Confidencial, que fue objetivo en la explicación de los hechos, o a El Plural, que acusaba a Intereconomía de hacer tongo a mi favor. Nada más falso, ni injusto, precisamente todo se debía a que querían quitarme del medio…Yo no estaba preparado para tanto revuelo.
Con todo, quise reunirme el 4 de octubre con Antonio Jiménez, Director de El Gato al Agua, que fue amable conmigo, para decirle que no se preocupara, que estaba encantado con participar y que, de hecho, estaba seguro que una persona joven y opinión independiente sería muy bueno para el crecimiento de la audiencia de su programa. Y así, me convocaron a El Gato del 12 de octubre. Era una trampa. El comportamiento conmigo de Carlos Dávila y Pedro Juan Viladrich fue agresivo y maleducado, como pudo verse. Hasta en privado me dijo Viladrich, sin conocerme de nada, que “los de extrema derecha sois como la ETA”. No pedirá perdón por la grave ofensa, pero yo ya he perdonado su amargo complejo. Sí, complejo típico de la derecha antifranquista sobrevenida (como tantos de la izquierda que denuncia Joaquín Leguina en su último libro), derecha falsa y que se enorgullece de la amistad con la izquierda y que me ha odiado por llevar el nombre de un español como pocos. Es la derecha del complejo, que le debe todo al Régimen anterior, falsa, nada liberal y tirana de puertas para adentro.
El día de la Hispanidad, habiéndome ganado un puesto en la mesa de tertulias me sentaron detrás, alejado, sentado aparte con otro de los concursantes, el finalista Juan Carlos García, todo un caballero, que captó el juego sucio inmediatamente. Así me lo dijo unos días después, en una conversación valiente y elegante. ¿De qué tenían miedo? No me dejaron debatir, menospreciándome. Era el miedo de su propio complejo. No me volvieron a convocar ni fueron capaces de decírmelo. Y eso que había confirmado con Elena Fraile, Jefa de Producción de El Gato, mi agenda para los futuros programas, hasta final de año. El martes 19 de octubre me invitó a comer Enrique de Diego. Me dijo algo que se cumplió y por lo que le estoy agradecido: “Olvídate, no te van a volver a llamar, hay algunos sicarios de la casta del PP que no quieren a alguien con tu nombre en un programa tan influyente. Otros te apoyan, pero son cada vez menos, tienen miedo. A mí, que critico el sistema, ya no me llaman para ir a El Gato. Pero no puedes permitir que tus padres tengan que arrepentirse de haberte llamado por tu nombre”. Esa tarde, envié un email a Elena Fraile para confirmar que iría a Intereconomía, pues era el siguiente día acordado. Me contestó a las 20:30, “No estás convocado”. Y nada más hasta hoy.
Me consta que, en todo este proceso, hubo potentes presiones políticas y hasta económicas. Alucinante. Presiones, que un periodista de El Mundo me confirmó, y que, al parecer, se debían a la campaña electoral catalana, que tenía lugar en esas fechas. Así, el PP, habría entregado, supuestamente, una suma enorme a Intereconomía a cambio de no dejar salir a Albert Rivera o a Josep Anglada en sus programas. Rivera y Anglada eran los candidatos que más votos podían quitar a Alicia Sánchez-Camacho. Y yo fui víctima de aquello, pues, al parecer, me metieron en el paquete. Parecerá absurdo, pero me fío de los investigadores de El Mundo, que se las saben todas. Pero nada justifica nada de lo que me hicieron. Fue tan injusto que otros concursantes siguen siendo invitados a participar en diferentes tertulias de la cadena, lo cual me alegra, por la amistad que les tengo y porque siempre es bueno ver caras distintas. Se entienden las miserias humanas en los seres humanos. Nunca quisieron hablar conmigo cara a cara. Habían ya decidido cómo yo era y así no me quisieron más que para su provecho económico.
Después, pasadas unas semanas, amigos míos me han ido contando de la tensión vivida en Intereconomía, de la prohibición absurda de comentar sobre mí, sobre extraños anónimos, cartas y emails, y de amenazas o llamadas que han recibido. Lamentablemente, mi confianza en el Grupo de Julio Ariza es casi nula (lo pueden comprender), y apenas me creo estas cosas. Sé que, para justificar la decisión de incumplir conmigo lo que se había pactado, algunos han tenido un afán de colgarme una etiqueta como si quizá hubiera pertenecido a las juventudes hitlerianas y, así, algunos calumnian y me acusan de disparates. Con esto, estaría justificado haberme quitado del medio. A una amiga, periodista de La Gaceta, al parecer, le dijo Carlos Dávila, un domingo de octubre (lo cual repitió a un directivo de Televisión Española, uno tiene amigos en todos lados): “Es que este Blasito tiene mucha fuerza y dice lo que piensa, y de forma independiente, no le podremos controlar”. Estaría bueno. Allá ellos, que ya ni se quiénes son. Pero lo que no pueden pretender es cometer injusticias y que todo siguiera como si nada. Engañaron a mucha gente y con dinero de por medio. ¡Claro que habrá algunos indignados que no han vuelto a sintonizar Intereconomía o a comprar La Gaceta, o les han llamado o escrito en Facebook o en su web con enfado, quejándose! ¡Es lógico!
El final, mañana a primera hora
Impresionante, nunca pensé que había tanto jugo y que por una pequeñez absurda se cometan tantos disparates en un grupo de comunicación como el Grupo Intereconomía, algo que va directamente contra su propio público. Gracias por contarlo, por tu esfuerzo, supongo que no será agradable revivir esto. Pero se agradece que lo cuentes. Y más los que te hemos apoyado tanto.
ResponderEliminarIsidro Roblemar, tu mejor amigo de Extremadura.
En relación con las servidumbres del grupo intereconomía
ResponderEliminar¿Por qué la Gaceta vuelve a titular mintiendo a favor de Rajoy? ¿Dávila sirviendo al PP?
http://www.religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=13367
¿En la Gaceta son incompetentes o mienten deliberadamente? ¿No se enteran o necesitan engañar?
http://www.religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=11686
Blas, me hubiera gustado leer más sobre lo que ocurrió en la reunión con Ariza...¿qué más te contó como jefe del grupo? ¿A quién echó la culpa de lo sucedido? ¿cómo cerrásteis un pacto de caballeros para zanjar el asunto?
ResponderEliminarUna veguenza, y luego van diciendo los de intereconomia que son independientes. Ya se ve que como todos los demás medios comen del pesebre del sistema, y que sin el apoyo de los partidos ningún medio tiene futuro. Esta partitocracia da asco. Nos han convertido en esclavos a quienes esquilman, y encima quieren que les estemos agradecidos.
ResponderEliminarAl leer lo ya vivido me he vuelto a estremecer. La pena de todo esto, es ver como "la pasta" mueve al mundo... quien paga manda.
ResponderEliminarÁNIMO QUE TU VALES MUCHÍSIMO MAS QUE TODA ESTA GENTUZA ACOMPLEJADA.
Y sigue contando!!
Enhorabuena Blas por contar tu "aventura" con esa casta de embaucadores y mentirosos.
ResponderEliminarYa te comenté mi opinión, incluso antes del desenlace. Y lo acabas de confirmar con mas detalles en estas entradas.
La verdad, es que pensé que una vez te nombraron vencedor( les salió mal por avaros, todo hay que decirlo), iban a mantener su palabra. Pero esta claro que todo es política, y en la politica la honradez está vetada (al menos en la politica actual).
Sacando lo bueno de tu desgracia: mucha gente se ha desengañado con intereconmia y les ha visto el plumero. Me atrevería a decir que cualquiera con dos dedos de frente y de pensmiento independiente (aunque de esos somos pocos, creo).
Por ultimo. Me sigo deleitando cuando recuerdo lo incomodo que se sentian los acomplejados(la palabra es otra, pero no lo voy a decir) Dávila, Viladrich y Sánchez-Camacho. Gente crecida en su EGO, pero que demostraron no valer una mierda, ni con su compostura, ni con sus argumentos.
Un saludo y adelante con el blog
Querido Blas,
ResponderEliminarYa sabes que te considero un auténtico crack. Y no sólo por que te conozco sino por lo que haces, dices, piensas, lees,...
Cuando nos cuentas todo esto que ha pasado a mí también de duele. Salvando las distancias, claro, porque la putada te la han hecho a tí, personalmente. Pero me duele porque te han querido acallar y no darte voz. Y eso es lo que me duele a mi tambiém, porque podrías haber sido un interlocutor más que válido para dar voz a una corriente que está entre nosotros, entre los jóvenes. Una voz que pide cambios. y de los gordos. Voz que dice que las cosas no pueden seguir así, que la democracia española está enferma y obsoleta y que hay que curarla y mejorarla.
Es el propio sistema, que a pesar de contemplar la posibilidad de cambios, el que no quiere cambiar. No nos dejan cambiarlo. Pero, tú que has leído mucho, si vamos a la historia, ¿qué régimen o sistema (para que no se me echen encima) no ha puesto trabas para dejar las cosas como están? Hay que lcuharlo, no nos lo van a dar porque sí. Hay que hacer una revolución.
¿Una revolución que haga salir al ciudadano a la calle? Con esta sociedad dormida que tenemos, compplicado. Empecemos por la virtual. La red puede ser una de las mejores armas para empezar una revolución. Y este blog es parte de ello. Promovamos una revolución a través de la red. Como haces tú con tu blog.
Un abrazo muy fuerte!!!
Patético. Que a estas alturas de la película ser nieto de alguien (aunque sea de tu abuelo, que nunca se calló la boca) produzca tanto miedo a esa banda de desgarramantas... ¡Bueno! tu historia, tal como la cuentas levanta una esquinita de la alfombra bajo la que esconden la basura. Saludos.
ResponderEliminarNo conocía nada de este asunto. Lo he encontrado por pura casualidad. Empiezo por decirte que, ya que hablamos de abuelos, los míos estaban en las antípodas del tuyo, pero nosotros pertenecemos a la generación que pasamos página hace mucho tiempo y que lo que está mal .. esta mal. Tampoco te fíes mucho de los de libertad digital, que son otros mafiosillos y esa es la pena.. que los que van de algo al final imparten la misma dictadura que ellos critican todos los días. Me ha alegrado mucho llegar a este blog, ya que, como demócrata pienso que algunos en su momento, soy un poco mayor que tu, luchamos por eso, para que tu, yo y cualquiera se expresara libremente. Ahora es cuando estamos viviendo la peor dictadura, por parte de unos y de otros. Adelante ... tienes un montón de cosas buenas, y sobretodo formación y educación. Un abrazo y ya que te he encontrado seguiré periódicamente tu blog.
ResponderEliminarMe parece estupendo todo lo que estás haciendo para defender tu nombre, nadie tiene derecho a jugar con nadie se llame como se llame. Y tú eres la persona más VALIENTE que conozco, no se casa con nadie. Además me gusta de tí que expones los hechos tal como sucedieron, denunciandolos pero sin rencor ni agresividad.
ResponderEliminarEspero que todo esto acabe bien y no tenga ninguna consecuencia desagradable que te haga sufrir.
Ya estoy impaciente por leer la siguiente entrega. Menudo periodista estas hecho.............L desde
Londres.
Muy valiente.
ResponderEliminarMuy original y moderno pero con ideas que cualquier persona con sentido común acepta.
Ese es el problema profundo de España, la falta de sentido común. Le felicito por su intervención defendiendo el Valle de los Caídos, ante el talibán que quiere derruir la Cruz, no se enterará nunca y miren que rezo, de que la Cruz ya ha vencido.
P. Valverde Díaz.