Esta nueva anécdota sucede en un matadero de porcino en Madrid. ¿Qué hago yo allí? En esta época trabajaba como vendedor de productos químicos de higiene industrial, enfocado en empresas del sector alimentario. Era comercial de una empresa americana. Lo pasé genial esa época que duró cuatro años. Desde enero de 2005 hasta final del 2008 me recorrí todos los polígonos de Madrid, Toledo y Segovia. He visitado casi todos los centros de producción de alimentos de dichas provincias, he conocido empresarios, técnicos y operarios geniales, personas estupendas la mayoría. Recuerdo a unos muy estupendos compañeros, recuerdo interesantes viajes a Barcelona, donde estaba la central española, y recuerdo un buen jefe que era y es un buen tipo y al que considero un amigo más. Creo que le molestó, porque me estimaba, que dejara el trabajo por una oportunidad mejor…
Miguel, compañero al que sustituiría en su puesto, me presentaba a mis futuros clientes. Un día, llegamos al matadero sito en un polígono de Vallecas, para conocer a los responsables de Calidad, Producción y Mantenimiento, que eran los contactos necesarios para vender nuestros productos y servicios.
Cuando el Jefe de Mantenimiento, también llamado Miguel, escuchó que me llamaba Blas Piñar y supo que era su nieto, me dijo:
-Coño, espero que nos llevemos bien, soy de izquierdas, pero de Izquierda Unida…
-¿Unida o hundida?, le espeté…
Miguel, el del matadero, que es un cachondo mental, se partió de risa, me miró de reojo y me dijo:
-Nos llevaremos bien, eres un cabroncete.
Y surgió una entretenida conversación…Me dijo el técnico:
-¿Sabes por qué soy tan rojo? Es que a mi abuelo lo fusilaron en Jaén durante la Guerra…
-Vaya, qué pena, la guerra es la guerra, dije serio.
-Pero, claro –continuó Miguel- es que mi abuelo era un poco hijoputa… Estando en su pueblo de Jaén, siendo domingo, había un buen grupo de vecinos en misa, fue con dos colegas, rociaron de gasolina el templo y le prendieron fuego. Murieron varios. Le cogieron, le juzgaron y le fusilaron. Normal que lo fusilaran al muy cabronazo, terminó Miguel con seriedad.
Cosas de los años treinta: se quemaban iglesias con gente dentro en defensa del sistema falsamente democrático que debió de ser la Segunda República…Menos mal que a pesar de los políticos nefastos, mediocres e incultos actuales, la sociedad ha sabido cerrar heridas. Esta conversación se produjo tal cual, refleja la madurez de los españoles y es una denuncia contra quienes, para mantener el poder, nos quieren volver a dividir. Pero la Guerra Civil se terminó, unos vencieron, otros perdieron. No se volverá a repetir. Esperemos.
Hay una gran responsabilidad de este comatoso gobierno de Rodriguez Zapatero que durante su mandato a intentado abrir las heridas de la Guerra Civil, en algunos casos lo ha conseguido, para disimular su desastre gestión en todos los sentidos.
ResponderEliminarQué malo es Zapatero y qué buena es la derecha de la de derecha de la derecha.
ResponderEliminarQué inteligente este último comentario que muestra al más inteligente de los inteligentes de todos los inteligentes...
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