sábado, 20 de noviembre de 2010

OBISPO MUNILLA, PRIMER ANIVERSARIO DEL CAMBIO EN EL PAIS VASCO

Recuerdo, hace años, aquélla campaña contra la Iglesia, montada por no se bien por qué clase de católicos, en la que, por culpa de Setién, querían que nadie pusiera la X en la casilla de la renta...
¡Qué tiempos aquéllos! ¡Qué confusión! Siempre es terrible para la Iglesia el mezclarse con el poder político. Pero mucho peor es acusar del mal de uno a toda una institución y, encima, por los propios hijos de la Iglesia.
Por eso, mejor hablar de esperanza, porque  las cosas cambian y, en el caso de lo que tiene que ver con Dios, cambian para bien. Transcribo lo que más me ha gustado de un artículo de Munilla, publicado por Infocatólica http://infocatolica.com/?t=opinion&cod=7794 en el que reflexiona sobre su primer año como Obispo y en que se muestra agradecido.
"Lo primero que quiero destacar es el poder de la oración. Los católicos creemos en la comunión de los santos, de forma que resultamos ser corresponsables del destino del destino de los demás, y actores activos en los problemas del mundo y de la Iglesia".
Lo segundo, "el gran don de Dios en este año ha sido el ejercicio de la paciencia y de la aceptación de las deficiencias con las que uno se encuentra, incluidas sus propias limitaciones. Recientemente he leído en el diario de Unamuno lo siguiente: "El que quiere todo lo que sucede, consigue que suceda cuanto quiere. ¡Omnipotencia humana por aceptación!".
Tercero:  "También me parece importante destacar cuánto me ha ayudado en todo momento la fuerza liberadora de la obediencia. Desde el mismo momento en que recibí el nombramiento del Santo Padre, me percaté de que hay que ser mucho más valiente para mandar que para obedecer".
"Y, finalmente, quiero dar testimonio de que la realidad es muy diferente a lo que la distorsión mediática nos hace llegar. Por lo general, en los medios de comunicación se tiende a destacar el morbo, el escándalo y la división en el seno de la Iglesia"...
¡Gracias a ti, Obispo, y mucho ánimo!

4 comentarios:

  1. Igual que queremos que los sindicatos dejen de estar subvencionados por el gobierno, algunos católicos creemos que la Iglesia debe también autofinanciarse, y que el privilegio que le da el Estado sobre otras religiones, al proporcionarle una casilla exclusiva en la declaración de la renta, debe desaparecer.

    No entiendo cómo nadie puede pedir lo contrario.

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  2. Perdona, pero este anónimo no tiene ni puta idea. Que el ESTADO recaude noq uiere decir que subvencione. ¿O es que cuando cobras el IVA te lo quedas tu por el hecho de recaudarlo, payaso? El dinero de la renta es el que la gente damos voluntariamente. Lo que sí se sobvenciona son los sindicatos que dañan a los trabajadores, pero en cambio, paquete,la Iglesia está dando de comer a los ignorantes como tu que están en paro o tienen SIDA.

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  3. ¿¿¿Y tú qué insultas tanto te llamas católico??? menuda forma de debatir y de intercambiar ideas!!!! "ni puta idea, paquete, payaso"....

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  4. Es falso que el dinero de la renta lo demos los católicos voluntariamente.

    Imagínese que en una comunidad de vecinos viven un padre, su hijo y 5 hermanos, y proponen poner una casilla para que "el que quiera" pueda aportar dinero para arreglar la puerta de la entrada de la vivienda del menor de los hijos.

    ¿Qué le parecería a usted, como vecino de esa comunidad, que parte de los fondos disponibles para pagar la luz, arreglo del ascensor, etc, se desviase a otros menesteres? ¿Estaría usted a favor o en contra? ¿Le parecería a usted que sólo lo pagan quienes quieren, o que lo pagan entre todos los de la comunidad de vecinos?

    Pues lo mismo ocurre con la casilla de la Iglesia Católica.

    Sería cierto si, a mayores, los católicos pagasen un 0.7% MAS de su bolsillo en la declaración de la renta (cosa que no ocurre). E incluso en esa situación las demás religiones estarían siendo discriminadas al no disponer de su propia casilla.

    Sus insultos denotan, a mi entender, que usted sabe que yo tengo razón. Quien tiene argumentos no necesita insultos.

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