Hacia tiempo que no escribía... Quizá por el aburrimiento de una actualidad previsible, por apañada... Quizá porque uno tiene la sensación de haber intentado poner un granito de arena para cambiar las cosas y comprobar que parece imposible... Pero llega de nuevo un tiempo de oportunidad, de decisión. Y de nuevo encuentro motivos para reflexionar en este blog: muchos que piensan de forma parecido a mí y que tienen principios y valores cercanos me preguntan constantemente: ¿a quién votamos, Blas? Pues os voy a decir unas cuantas cosas:
Es evidente que no podemos seguir apoyando a los responsables del desastre que a nivel moral, social, económico e institucional padece España. Comprendo perfectamente las ganas de votar a los nuevos partidos. Pero conviene empezar por dejar algo muy claro: nada de lo que ocurre en España se va a arreglar votando en unas elecciones generales, sino mas bien en una serie de decisiones personales: porque suele ocurrir que queremos cambiar el mundo sin querer cambiar nosotros. Pero os voy a contestar con argumentos, me voy a pronunciar...
Estos días estoy disrutando de la serie de televisión Isabel: es toda una lección de historia de la que se pueden sacar importantes enseñanzas políticas: unos gobernantes decentes con unas instituciones al servicio de la nación que no están secuestradas por la oligarquía pueden cambiar las cosas. Efectivamente, en la segunda mitad del siglo XV, Castilla pasó de una crisis moral y económica y de de años de guerra civil, revoluciones y desorden a dominar el mundo en tan solo tres décadas.
Por tanto, no se puede seguir apoyando a quienes no solo no hace nada para regenerar las instituciones sino que encima las pervierten más aún cada día. No vale la excusa del mal menor. Tampoco el miedo. Tampoco la excusa de la ignorancia ni la torpeza de pensar que puede ser bueno que dejemos de votar a quienes nos han engañado para votar a quienes harán exactamente lo mismo sin engañarnos porque ellos sí lo avisan en su programa. Mucho cuidado con cómo se hace la política en España y a qué intereses responde cada partido viejo o cada partido emergente. Reflexionen si van a volver a validar con su voto tantas traiciones y tantas vergüenzas, aunque sean gestionadas por nuevos partidos demasiado comprometidos con el régimen... Quizá nos esté proponiendo no ya un maquillaje, sino una cuidada momificación... No vean tanto la televisión.
En este blog expliqué en julio que no iba a seguir militando en VOX ni colaborando activamente, pero no dejo de apoyar a Santiago Abasal. Y a pesar de que muchos creáis que el partido tiene imposible la entrada en las instituciones os recuerdo que ya está en varios ayuntamientos. Mientras no haya nada mejor, VOX es la única opción decente en concienca que tiene cierta capacidad para lograr resultados a medio plazo. VOX tiene defectos, es evidente, pero sobretodo es una iniciativa con principios claros y realmente alternativa frente al centro o la izquierda progresista que desde el PP a Podemos pasando por PSOE, Ciudadanos e Izquierda Unida defienden al régimen corrupto autonómico, la ideología de género hasta imponerla en los colegios, el aborto, la federalización y por tanto la desaparición de España, la falta de contundencia contra la corrupción, la politización de la justicia y el inmenso Estado que no deja de crecer y entrometerse.
Voy a votar a VOX porque me gustaría que Santiago Abascal pudiera decir en el Congreso las cosas que llevan demasiadas décadas sin decirse allí. Porque España necesita urgentemente una derecha con presencia pública que de voz a millones de españoles que hoy no tienen representación. Porque VOX, luchando contra las Autonomías, contra el aborto, contra la ideología de género y contra el inmenso Estado que adoctrina a nuestros hijos y contra los separatistas, representa la mejor alternativa para la regeneración nacional que se presenta a estas elecciones.