Algunos me preguntan, deseosos de conocer mis motivos. Otros me lo reprochan. Algunos me piden explicaciones como si yo no fuera libre. Uno me ha recordado mi nombre. Otro me ha insultado.
Pues bien, a todos vosotros:
Mis posiciones, en todos los aspectos de la vida, suelo manifestarlas con claridad. Nada me parece más repugnante que la doblez. He nacido en un tiempo y en un contexto, he recibido una educación que me ha permitido seguir enriqueciéndome con lecturas sobre la actualidad y la historia. La derecha política lleva más de dos cientos años perdiendo oportunidades. A veces ha acertado, a veces ha tenido que recurrir a medidas extraordinarias para sobrevivir y poder defender valores y tradiciones que el totalitarismo quería aniquilar.
Hoy también estamos en un contexto histórico complejo y difícil, de emergencia en relación a la libertad y a la nación. Llevo más de tres años dando la cara en el debate público, en la medidas de mis posibilidades, y asumo como un deber las oportunidades que me dan o que yo mismo he generado. Estoy preocupado por España y nuestro futuro.
VOX se ha presentado con un manifiesto que ha rebasado mis expectativas; desde su defensa de la unidad nacional, la libertad y manifestando el fracaso del modelo autonómico -aquí destaca claramente del resto de fuerzas-, hasta su claridad hablando de la defensa de la cultura de la vida -expresión acuñada por Juan Pablo II para dar un toque positivo a la lucha contra el aborto-, además de una agenda reformista impecable respecto a lo que nos está haciendo tanto daño: ley electoral, ley de partidos, politización de la justicia; todas ellas son las principales armas que el sistema actual oligárquico y corrupto utiliza para perpetuarse. Pretender a estas alturas resaltar matices no es una estrategia nada adecuada, aunque sea legítimo señalar los defectos a falta de conocer detalladas propuestas. Para mí el manifiesto resulta impecable. Es cierto que un partido, puesto que está formado por personas, puede cometer errores. La perfección solo es una aspiración para la humanidad. Aquí podéis leerlo:
http://www.voxespana.es/index.php/manifiesto-fundacional
VOX es impulsado por personas que merecen mi confianza y destaco a Santiago Abascal, a quien conozco personalmente. Ortega Lara para mi es un referente y su discurso del 6 de diciembre en el acto de DENAES y el que ha pronunciado en la presentación de VOX son toda una lección magistral de política básica. Además, por lo que he podido comentar gracias a las redes y la radio con Iván Espinosa de los Monteros y Cristina Seguí, tengo aún mayor confianza en este nuevo movimiento.
VOX además no tiene complejos en hablar de libertad económica, libre mercado, menos impuestos, mérito, esfuerzo, defensa del empresario a nivel sobretodo de autónomo y pequeña empresa -verdaderas fuerzas generadoras de empleo-, cuestión para mi clave en esta sociedad embrutecida por décadas de socialismo intervencionista, fuera del color que fuera.
También, las críticas que llegan a VOX han reforzado mi decisión: desde el PP hemos escuchado tópicos nerviosos, desde otros lados, burdas manipulaciones de quienes ni se han molestado en leer las propuestas fundacionales del nuevo partido.
Los que me seguís habitualmente habéis visto mi decisión como coherente. Se pueden leer mis entradas sobre mi pensamiento sobre la derecha que España necesita. Los que me prejuzgabais por motivos superficiales quizá os hayáis sorprendido. En cualquier caso, soy claro. Si me equivoco, sabré rectificar.
Deseo que VOX sume esfuerzos de otros movimientos o partidos con programas muy parecidos, será una torpeza y un mal servicio a la nación no aglutinarse en torno a quien puede liderar una fuerza que se cuele en unas instituciones que se derrumban aplastando a la nación. VOX promete ser abierto, lo cual incentiva la participación de muchos españoles que quieren hablar claro. Sería un error no aprovechar la oportunidad.
Me consta que no deja de haber personas haciendo esfuerzos para intermediar entre los impulsores de VOX y otras fuerzas. Que todos tenga luz suficiente para entender su responsabilidad. La política no puede ser el tablero de un juego a todo o nada, sino la mesa donde conseguimos poco a poco llegar a acuerdos con los demás para avanzar hacia una sociedad mejor. Algunos creen que esto es contradictorio con tener principios... Confunden los principios con la estrategia y por eso no logran resultados.
Como ha dicho Ortega Lara: "es le momento de comprometernos aún más por España". Cada uno debe ser libre y, por tanto, responsable.