Dedicado a Ted, que tanto me enseña sobre los Estados Unidos.
Un 4 de marzo como hoy de 1779 comenzó el primer Gobierno desde la entrada en vigor la Constitución de Estados Unidos, ratificada por los Estados de la Confederación. Y podemos extraer lecciones que nos ayuden en nuestra necesidad urgente de reformas. Creo que, además, para los que tienen inquietudes políticas, es muy necesario estudiar la democracia norteamericana.
A pesar de los defectos que pueda tener, sus cimientos son completamente opuestos a los fundamentos de las democracias principales de Europa. Conocer estas diferencias debe ayudarnos a olvidar los prejuicios que se dan con demasiada frecuencia contra los Estados Unidos. Porque una cosa son los errores de algunos gobernantes y otra los cimientos de una gran Nación. Por ejemplo, los abusos contra la Constitución han sido muchos desde entonces. Ahora tenemos a Obama, que pretende acabar con cualquier resquicio de libertad, trasladando lo peor de Europa. Pero no se lo permiten. En USA, el Teay Party, que supo organizarse contra Inglaterra en 1776, resurge con toda la fuerza. Y mientras los europeos piden más al papá Estado, en Estados Unidos siguen queriendo menos impuestos y más libertad.
Una de las cosas mejores de la democracia en Estados Unidos es que, contra las ideas dominantes de la Revolución Francesa, se fundamenta en la experiencia del Reino Unido con su forma de gobierno mixta. Se basó parcialmente en el derecho anglosajón con referencias a la Carta Magna de 1215. A su vez, Inglaterra se había inspirado en el fenómeno único de las Cortes de León, en 1188, primer parlamento convocado en Europa. “La novedad de estas Cortes de León era que, por primera vez, la gente común participaba en las decisiones políticas, a través de representantes…No es casualidad que naciera en España una tendencia parlamentaria a la que se incorporaría con parsimonia el resto del Occidente europeo…En estas Cortes de León se encuentra una raíz esencial de la democracia.” (Pio Moa en Nueva Historia de España, La Esfera de los Libros, Madrid, 2010)
Otra influencia clave vino de Montesquieu, quien insistía en tener fuerzas equilibradas que se opusieran mutuamente para prevenir la tiranía. Todos estos conceptos, con origen en las mejores tradiciones de libertad, buscaban oponerse al poder inmenso del Estado, que tantas desgracias ha traído hasta nuestros días…
“La Constitución federal establecía una forma de Estado nueva…que dejaba enorme libertad a los Estados, cuando en Europa el Estado significaba centralización. Era el sistema más representativo del mundo occidental.” (Aurora Bosch, Catedrática de Historia de la Universidad de Valencia en Historia de Estados Unidos, Crítica, Barcelona, 2005).
“Los emigrantes que fueron a establecerse a América desligaron, en cierto modo, el principio de la democracia de todos aquellos contra los que luchaba en el seno de las viejas sociedades de Europa, y lo transplantaron a orillas del Nuevo Mundo. Allá pudo crecer libremente y, marchando con las costumbres, desarrollarse apaciblemente en las leyes.” (Alexis de Toqueville, en La Democracia en América, Alianza Editorial, Madrid, 1980)
Por cierto, también, un 4 de marzo, pero de 1493, llegó a Lisboa Colón, a bordo de La Niña. Regresaba de su primer viaje, tras descubrir, sin saberlo, un nuevo mundo, al que, posiblemente, con los años, se envió lo mejor de Europa. Las fechas nunca son casualidad.