lunes, 27 de mayo de 2013

Escandaloso: ayer en 13 TV el republicano Lerroux justificó el Alzamiento

Con la Ley de Memoria Histórica –más correcto: de propaganda socialista- y con las condenas al franquismo como únicas propuestas de futuro de una izquierda fracasada, estamos ante un reto al que sólo se puede y se debe contestar con la verdad de los hechos.

Sería más cómodo –y lo es para muchos- no entrar al trapo del debate. Pero es una irresponsabilidad: la izquierda quiere que pensar de una determinada forma que no coincide con sus postulados sea delictivo. Es la manera que tienen de tapar su siniestro pasado y un paso más hacia el totalitarismo. Si en la II República fracasaron al intentar imponer de golpe su tiranía, se puede decir que hoy en España están logrando sus objetivos de manera más gradual…

Anoche se debatía –es un decir- en 13 TV, en La Marimorena de Carlos Cuesta, sobre el frentepopulismo y anticlericalismo de la izquierda. Nadie estaba contestando a las soflamas. Hermann Tertsch afirmó: “el PP ya condenó el franquismo y la Guerra Civil.” Isabel San Sebastián sólo llegó a decir, con razón: “la Historia no se condena, se asume.”

Me tocó el turno: un minuto en tres horas de programa, todo un esfuerzo y un sacrificio, la verdad. Hablé de reconciliación recordando la amistad de Bandrés con mi abuelo en la primera legislatura de la democracia. Hablé de cómo la izquierda tiene un concepto de la libertad política muy especial: o piensas como ellos y crees lo que ellos o no eres demócrata.  Hablé de que no se debe condenar la Historia sino estudiarla y aprender de ella. Y terminé citando a Alejando Lerroux, republicano anticlerical, uno de los padres de la II República cuyo Gobierno presidió dos años. Aquí dejo el párrafo que escribió en 1938 y que yo leí:

No estamos ante una sublevación militar, sino que se trata de restablecer lo que ha destruido la tradición antipatriótica y la anarquía criminal; no se alzó contra la ley sino por la ley. Es un alzamiento sagrado y legítimo como el de la Independencia de 1808 pero más sagrado aun, porque entonces se defendía la independencia solamente y ahora se defiende también la moral, la economía, el hogar, la propiedad, la cultura, y la conciencia de toda una civilización y toda una Historia.

La izquierda saltó entre espasmos: “ha exaltado un golpe de Estado fascista y nazi”, cuando quien realmente pactó con Hitler fue su adorado jefe del Frente Popular, Stalin. Pero también pude comprobar una vez más el complejo de la derecha. Encima, al acabar, Hermann Tertsch se acercó a mí y me dijo: “has estado fatal, no venía a cuento esa arenga y no ha quedado nada bien.” Lo triste es que un amigo mío, cargo relevante en Intereconomía, me dijo exactamente lo mismo por un mensaje privado de Twitter: “no venía a cuento y has dejado mal a la cadena y al programa, la izquierda va a organizar una campaña contra vosotros.” Ya me han confirmado que nada de eso, en 13 TV les ha parecido bien mi intervención.

Viene al caso sobre el afán de condenar el pasado ésta sensata cita de Tarancón, el cardenal alabado por el progresismo como el “cardenal del cambio”:

Los que no han vivido aquellas horas no podrán entender esa postura que juzgada con los criterios de hoy parece incomprensible o absurda. No se puede dudar de la buena fe de los cristianos que entonces no pudieron juzgar de otra manera.

Hay algo peor que el sectarismo y la propaganda de la izquierda y es la cobardía de todo un sector, líderes políticos y mediáticos y también de tantos ciudadanos que se tragan en silencio un proyecto contra ellos. Yo no hago el esfuerzo de ir un domingo por la noche a quedar bien, sino que intento comunicar la verdad de la manera más conveniente, para arrojar algo de luz al rumbo oscuro de una sociedad perdida. Si Cristo hubiera pensado en quedar bien, ni hubiera defendido la verdad, ni hubiera habido Cruz ni, por tanto, estaríamos redimidos… En fin. ¡Qué cruz!


jueves, 23 de mayo de 2013

El Partido Popular contra Aznar, su creador

Cuando un problema no se resuelve en su momento, salta al tiempo con más virulencia. Por eso la estrategia política de Mariano Rajoy resulta tan nefasta: él está convencido de que no hacer nada, de que esperar a que escampe, es un proyecto político adecuado para la nación. Nada más lejos de la realidad.
Desde que perdiera las generales en 2008, las voces críticas del PP, a pesar de ser el partido una férrea dictadura basada en que cada cargo debe toda su vida, incluidos los sobres, al mandamás de turno, Rajoy no ha resuelto su legitimidad de origen, esto es, su designación digital por Aznar.
Así, en el Congreso de Valencia fueron voces críticas destacadas Aguirre, Elorriaga y Costa. Aznar también, pero en la sombra. Pensaba Mariano que con aquella amenaza de “el que quiera irse al Partido Liberal, que se vaya”  había solucionado el asunto. Con eso y los pactos mejicanos con el adversario nacionalista-socialista y una alianza con PRISA, pensaba que sería un gran Presidente. Y súmate al cambio.
Pero no. En el partido, y a los votantes con más retardo, no ha sentado nada bien cambiar la defensa de la unidad nacional por el acuerdo secreto con Mas -ayer Duran salió a defender a Rajoy de las críticas de Aznar, nada sorprendente-, la lucha contra el terrorismo por la  excarcelación de etarras, las promesas a favor de la vida por mantener durante año y medio la salvajemente abortista ley de Zapatero, la promesa de bajar impuestos por superar a Izquierda Unida en incremento de IRPF.
Desde hace meses, tras comprobar la gestión del Gobierno claramente pactada con el resto de partidos del régimen para mantener, a pesar de la ruina de la nación, el sistema de privilegios de la élite político-empresarial-sindical, Aznar está moviendo ciertos hilos. Como si se hubiera arrepentido de designar a Rajoy. Esperanza Aguirre también parece crecida. El sector del PP vasco fiel a San Gil anda indignado desde el 2009 y Vidal Quadras amaga desde hace años. Pero, ¿qué tiene el PP que todos, al final, siguen en el partido? Pues poder, el inmenso poder local, autonómico y nacional. Sirva de ejemplo lo que ha contado Raúl del Pozo: Rajoy ha presentado a Cifuentes como posible alternativa a Botella en el Ayuntamiento de Madrid como respuesta a los movimientos de Aznar
Así, no importa que el país se arruine, porque nadie de los que puede, ni da el paso, ni deja que otros lo demos: no hay libertad política y apenas mediática. Que en España no debe haber derecha –sea liberal, tradicional,  cristiana, atea o conservadora- es algo que tienen muy claro todos los partidos socialistas del régimen.
El revuelo creado por Aznar se va a quedar en un “no estoy de acuerdo con esto” de lo que tiene parte de culpa, en un recurso de última hora para decirle a la derecha española, tan engañada, tan maltratada, que ahí tienen a alguien que pudo hacer algo por ellos. Muchos han dicho, salvo el domesticado Sémper –que prefiere a ZP- que Aznar ha sido el mejor Presidente desde 1975, lo cual es cierto. Pero ni por el nivel de con quien se le compara, ni por sus errores inexplicables –o sí- le haremos bueno.
Aznar se queja de PRISA, pero permitió que su Gobierno, Rato mediante, les dejara engordar incumpliendo sentencias; Aznar critica el modelo de Estado, pero transfirió todo lo que pudo a las Autonomías; Aznar se lamenta del separatismo, pero aceptó cortar la cabeza del PP catalán y español para dejar crecer y robar a Pujol
Agradecemos su esfuerzo de sinceridad, pero si aún él y tantos quieren prestar un buen servicio a España, hagan autocrítica, refunden una nueva derecha, exijan cambios profundos y ponga la nación por delante de su comodidad. Entonces, quizá, les creamos.
Porque en fin: Aznar prometió desclasificar papeles, levantar alfombras, limpiar cloacas, reformar el sistema, mejorar la democracia, luchar implacablemente contra la corrupción y, al final, nos dejó a Rajoy.

miércoles, 15 de mayo de 2013

Los argumentos para defender el aborto son intereses

Siempre hay un debate agitado cada vez que se plantea una reforma de la Ley del Aborto. Aunque también es cierto que cada vez el debate tiene menor contenido intelectual y se imponen las consignas. Estos días hemos tenido que soportar a cargos del PSOE afirmando “que nos obligarán a tener hijos deformes” que “el feto no es un ser humano”, que “la Iglesia impone su moral” –como si para defender la vida hubiera que ser necesariamente católico- y que en el Gobierno “se preocupan más por los fetos que por los recortes que de verdad sí que matan”.
No son argumentos, son consignas y dislates, pero, ¿hay argumentos a favor del aborto? Veamos lo que, además de los disparates anteriores, nos suele lanzar el submundo progresista:
Defensa de los derechos de las mujeres o feminismo: es interesante éste argumento centrado en “con su cuerpo una mujer hace lo que quiere”, algo discutible en el caso de su propio cuerpo –la mutilación o el suicidio, como que son muy éticos- pero no en el caso del cuerpo de otro ser humano y menos indefenso. Y además, centrémonos en el contenido ideológico feminista que intenta anular una de las cualidades más bellas de la mujer, que es la maternidad: por ahí va el tiro. Además, a las feministas no suele importarles lo que sufre una mujer que ha abortado, el apoyo que necesita para superar y perdonarse lo que ha hecho. Es también cierto que vivimos en un mundo donde cada vez hay más frivolidad y como dijo Aído en televisión “abortar es como operarse de las tetas.”
Evitar que haya más pobres o desfavorecidos: por esa misma razón, exterminemos a los 1000 millones de seres humanos que pasan hambre. El exterminio masivo de seres humanos tiene cierta relación con las ideologías que defienden el aborto. Es más, Santa Teresa de Calcuta ya dijo: “el aborto destruye la paz, porque si una madre puede matar a su hijo, ¿qué puede impedir que matemos a otro ser humano?”
Evitar el sufrimiento de los discapacitados: ocurre lo mismo que lo anterior, ¿exterminamos a todos?  Todos conocemos a familias que tienen algún hijo con problemas de discapacidad y son personas muy especiales de las que fluyen amor y alegría. Es un misterio más de nuestra vida. Es cierto que no es fácil, que exige sacrificios y mucho don de sí mismo, pero también es verdad que lograr la felicidad nunca fue un camino sencillo.
Violación: quizá sea el asunto más complejo, más duro de rebatir, por la carga sentimental y lo trágico del drama. Afortunadamente apenas se dan embarazados por violación. En cualquier caso, ¿vamos a someter a la pena de muerte a quien no tiene la culpa mientras se permite que los violadores salgan de prisión y reincidan? ¿De verdad se arregla un problema con otra maldad? ¿Y la adopción?
No hay argumentos, porque en ningún momento dejamos de considerar persona humana al embrión, como es lógico. Yo tengo  una hija que tuvo que nacer por cesárea a los 7 meses de gestación, con kilo y medio de peso, en aquellos días en que descubrimos que Morín trituraba fetos de hasta 8 meses de gestación... La semana pasada conocimos la noticia de una operación pionera realizada en España a un feto de 21 semanas con una dolencia respiratoria, y los médicos fueron capaces de operarle dentro del vientre de su madre, salvando la vida. Recordemos que actualmente se puede acabar con la vida del embrión más allá de las 21 semanas…
Además, hasta la misma sentencia en relación a la Ley de Felipe González, recurrida por el padre del actual ministro de Justicia Gallardón, reconocía los derechos del nasciturus. Aquí pasa como con las sentencias sobre derecho a la educación en castellano: que no se cumplen. Las leyes del aborto que han estado vigentes en España son inconstitucionales. Pero, ¿qué importa eso en un sistema que se desmorona por sus propios defectos?
Ninguno de los falsos argumentos es sostenible. Realmente detrás de la justificación del aborto sólo hay tres intereses que no van a reconocer los abortistas:
El primero es el negocio: las clínicas dedicadas al aborto son pocas y en pocas manos, y forman un conglomerado poderoso -el negocio mueve miles de millones de euros sólo en España- que influye mucho en todos los partidos. Hasta varios diputados del PP han amenazado al Gobierno de que votarán con el PSOE si la ley del aborto que se propone es demasiado restrictiva…
El segundo es el control de la población: el sistema de poder mundial, las instituciones más o menos oscuras que juegan a dominar el mundo, exigen que en los países tengan leyes del aborto para controlar el crecimiento de las sociedades, paso importante de dominio económico. Es gracioso como la izquierda y el progresismo se alía con ciertos poderes globales…
El tercero es la frivolidad: sin valores, ni principios ya nada importa. Es más, hay todo tipo de métodos anticonceptivos y por tanto el aborto no es realmente una necesidad para evitar las consecuencias de las relaciones sexuales. Por tanto, realmente, sólo la frivolidad de la falta de previsión, de esa libertad sin responsabilidad que propone el progresismo, se puede entender cierta postura por la que un capricho de unos minutos vale más que una vida.
De todas formas, y como conclusión, a los que esperáis un cambio importante de la Ley del Aborto de éste Gobierno, recordaros que ayer Cospedal afirmó: “no tenemos ni siquiera una idea de lo que será la propuesta de la nueva Ley del Aborto.” Como en el caso de los impuestos y tantas otras cosas, éste Gobierno sin ideas acaba por escoger las del PSOE, porque en el PP domina un sector que cree que para ser demócrata, hay que defender la ideología de la izquierda.

martes, 7 de mayo de 2013

EL 11M SE HIZO PARA ZAPATERIZAR A RAJOY Y QUE EL PP ASUMIERA EL TIEMPO NUEVO

Comentarios a LAS CLOACAS DEL 11M, de Ignacio López Brú, Madrid 2013, Editorial Sepha
Ha sido tal la manipulación que aún muchos no saben ni qué pensar y la mayoría prefiere ni plantearse el asunto de la autoría de la masacre del 11M: el miedo a enfrentarse a la verdad es tal que la sociedad, en general, prefiere pasar página. Vivimos en una sociedad egoísta y sin moral cuya regeneración sólo será posible gracias a una minoría creativa que sepa refundar los valores que hicieron posible nuestra cultura. Mientras, algunos seguimos avanzando en diagnosticar nuestros problemas…
La gran aportación del libro de López Brú es ordenar todo lo que hemos sabido del 11M gracias a investigadores como Luis del Pino, Fernando Múgica, Casimiro García Abadillo, Pedro J. Ramírez, José María de Pablo, a decenas de colaboradores más o menos anónimos y al impulso de las Víctimas como Gabriel Moris, Francisco José Alcaraz o Ángeles Domínguez.
¿Ordenar? Sí: ha colocado en los minutos precisos de aquellos terribles días de marzo lo que hemos conocido en estos 9 años transcurridos desde el 11M, contribuyendo a NO OLVIDAR LO INOLVIDABLE. Al ordenar, siempre se ve más claro y se encuentra lo que se había traspapelado. La conclusión es aterradora e indignante, pero su valor reside en que es real. El autor además tiene la habilidad de aportar distensión para ayudar a relajar una lectura devoradora: comentarios ingeniosos, ironía y cultura histórica y literaria forman parte de éstas páginas.  Por ejemplo, el paralelismo entre Maura y Aznar es de antología, impactándome especialmente. Maura, que sufrió intento de asesinato porque quiso reconducir a la nación frente al sectarismo progresista durante la Restauración –tanto se parece el régimen de 1978, hasta en su desmoronamiento-, llegó a decir, al final de su vida: “mi principal error fue tomar a broma el poder de la Masonería.” (Ferrari Billoch, La Masonería al desnudo, Madrid, 1935).
El 11M no fue un atentado solamente de ETA, ETA es sólo una marioneta de otro poder. Tampoco el 11M fue una masacre islamista. Esa maliciosa dicotomía “si es ETA gana el PP y si es la Yihad gana el PSOE” fue una insidia lanzada por el propio ZP –como la de los suicidas-, como también la hipótesis de la colaboración ETA-islamismo lanzada por Felipe González.  Al final, ganó el sistema.
El 11M fue un golpe que buscaba impedir una política muy concreta. No se trataba de ir contra el PP o el PSOE, ni de que a ETA se le fuera la mano ni que los islamistas quisieran castigarnos por Irak. El 11M es un recordatorio para volver a amenazar a Aznar -y a su partido- en su despedida, como se le amenazó justo antes de su llegada en abril de 1995: España no debe seguir el camino de volver a intentar ser una nación importante, que eso se ya pactó hace siglos…  
Hoy comprendemos más gracias a “Las cloacas del  11M”. Por eso entendemos por qué desde las 10:07 de la mañana del 11M, Gabilondo desde La SER pidiera un tiempo nuevo. Y por eso a las 14:40 del mismo día Aznar responde que “no vamos a cambiar de Régimen ni porque los terroristas maten ni para que dejen de matar. No hay negociación posible con estos asesinos.” ¿Qué se había cocido en menos de 6 horas desde la masacre?
Las cartas estaban sobre la mesa y comenzó el acoso y derribo contra el Presidente que más había hecho contra ETA desde 1975. Se abandonó la investigación de lo que había ocurrido y se puso en marcha la operación de intoxicación brutal que vivimos aquellos días como una pesadilla; fue una conmoción nacional donde vimos miserias humanas cada minuto, como un reflejo de peores miserias donde algunos se dejaban la moral y la decencia para sacar partido a 193 muertes y casi tres mil heridos. El comportamiento de ciertos periodistas y de ciertos medios (y no sólo del Grupo PRISA, como verán leyendo el libro, ojo a algunos que hablaban desde La COPE), de muchos políticos (y no sólo del PSOE o nacionalistas, como verán, ojo con algunos del PP), de miembros de las Fuerzas de Seguridad del Estado (magistral síntesis nos regala el autor de esas familias o clanes en las mismas: Opus, Valencia, PSOE, CNI…) y, por supuesto, de jueces que se venden por un ascenso o una medalla que incrementa el salario nos sitúa ante una conspiración de enormes magnitudes cuyas consecuencias estamos pagando.
López Brú viaja hasta la mayoría absoluta de Aznar para encontrar semillas del 11M. “La izquierda asimiló muy mal la mayoría absoluta del PP y llega un momento en que decide que todo vale”. También rememora oportunamente la intervención de Felipe González, en el último día de la campaña vasca para las elecciones autonómicas de 2001, cuando Redondo Terreros y Mayor Oreja habían sellado un esperanzador pacto: “Nico, no cometamos más errores. Hay que recuperar a mis amigos del PNV”. El tiempo nuevo… Es decir, si el PSOE ya tenía una alianza con el nacionalismo contra la nación, ya sólo faltaba sumar al PP.
El objetivo cumplido del 11M, por tanto, no fue la repugnante etapa de Zapatero contra la nación, sino la gran traición actual del PP que está consolidando lo peor del zapaterismo. El 11M tiene que ver con la afirmación de Rajoy del 20 de octubre de 2011: “este anuncio de ETA es una gran noticia porque llega sin que hubiera concesiones políticas.” Era mentira porque era ya ése tiempo nuevo
El 11M se empieza a comprender una vez que Mariano Rajoy pierde por segunda vez y decide aceptar que para ser Presidente del Gobierno debe asumir  el  tiempo nuevo. Eso explica bien las diferencia entre el Rajoy de 2004 a 2008 y el que ahora padecemos. De ahí se comprende que echara a San Gil, que removiera todo el poder del partido contra Esperanza Aguirre, que amasara el resultado del Congreso de Valencia y demostrara, durante la segunda legislatura de ZP que aceptaba el proceso de negociación con ETA, la legalización del terrorismo, la anulación de las Víctimas (la AVT de Alcaraz), el enterramiento de la investigación del 11M y, como estamos viendo, el programa económico socialista que afianza el Estado ruinoso de las Autonomías del que vive una casta político-sindical-empresarial corrupta que, para mantenerse, está acabando con la nación a base de impuestos y destrucción de riqueza.
Hoy se comprende más que nunca que no hay partidos, sino sistema, que no hay lucha ideológica entre derecha e izquierda sino un enfrentamiento entre quienes quieren nación y libertad y quienes defienden un sistema de corrupción que se desmorona. Es decir, el 11M no se trató solamente de un Golpe de Estado para colocar al Partido Socialista en el poder; el 11M fue, sobre todo, un proyecto magistral para terminar de introducir al PP en un proyecto contra la nación. Efectivamente, si la Alianza Popular de Fraga tuvo la misión de colar a la derecha de los años ochenta la gran estafa de aceptar los dislates de la izquierda y del nuevo régimen (Autonomías, desaparición de la independencia judicial y un programa contra sus propios valores), el 11M canalizó, unos pocos años después y pactos oscuros mediante, la zapaterización de Rajoy, como desgraciadamente estamos comprobando a diario: socialismo económico, impedimento de reformas urgentes, consolidación de los dislates progresistas contra el orden elemental, aceptación de Bildu ETA en el juego político, paralización definitiva de la investigación del 11M  y mantenimiento de la ruina Autonómica y de la clase política corrupta.
No hay que tener miedo. Hay que conocer el problema para diseñar la solución. No se empeñen en defender al PP del PSOE o de criticar sólo al nacionalismo, no se dejen engañar: preocúpense de identificar la maldad del sistema, esto es, de la corrupción de un poder, de una comunidad de intereses que controla el Estado contra España y los españoles. Dejó claro Cicerón que “el ciudadano decente no puede tolerar que en su patria se instale un poder por encima de la Ley”. Sólo si sabemos exigir libertad, democracia auténtica y unidad nacional tendremos remedio. Son valores todos ellos por encima de las ideas y valores de cada uno. Primero nación y libertad, esto es,  democracia de ciudadanos libres e iguales con justicia independiente. Dado esto, que debe unirnos a todos por encima de matices,  luego ya podremos discutir cuáles medidas pueden ser mejores.  Como dice Luis del Pino en su interesante prólogo, con toda la razón y todo el sentido profundo de aquello de Cristo, “la verdad nos hará libres”.

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