viernes, 28 de febrero de 2014

El error de los que atacan a VOX

Yo entiendo perfectamente que a ciertos sectores sociales, religiosos, políticos, no les guste nada la iniciativa de Jose Antonio Ortega Lara y Santiago Abascal. En ese abanico social, tenemos a toda la izquierda, al separatismo, al Partido Popular y, por supuesto, a quienes, muy cercanos, no ven en VOX una oportunidad que se acerca mejor a los tiempos en que estamos viviendo. (Ver comentario).

Es curioso identificar a todos los que han saltado contra VOX. Muy curioso. Identifica a todos esos ámbitos como los principales servidores del régimen, aunque algunos pretendan ingenuamente ser críticos. Es la castita de la casta. Como esas críticas absurdas a partidos pequeños que intentan regenerar el sistema. Algunos han perdido el norte y todo pragmatismo. La emergencia nacional en que estamos queda desdibujada por ciertas siglas.

Las críticas que contra mi llegan desde todos esos ámbitos, desde el PP vasco, desde cierto mundillo separatista o izquierdista que ven a VOX como un partido fascista sencillamente porque yo he declarado mi apoyo y las críticas del mundillo marginal que quiere hacerme culpable de sus fracasos, no solo demuestran sectarismo y prejuicios incompatibles con la democracia, sino falta de visión política, pues me atribuyen una influencia e importancia de la que carezco.

Además de las miserias anteriores, propias del peor sectarismo -de derechas o de izquierdas- me ha entristecido que desde ciertos medios católicos se acuse a VOX de abortista con titulares exagerados que dañan a quien los publica: porque el manifiesto de VOX es claro y varios de sus dirigentes son provida. Además VOX es un partido en creación alrededor del cual hay mucha gente con principios intentando contribuir a aunar esfuerzos.

¿No sería más inteligente abandonar consignas de otro tiempo, lenguaje impropio de la política, adoptar estrategias elaboradas e intentar sumar e influir en un partido que se abre paso de una manera valiente y sin complejos, para defender la unidad nacional, la familia, la vida, la libertad de mercado y la libertad individual? ¿Acaso el enemigo no es este régimen autonómico de la socialdemocracia de la ruina para todos -camino del comunismo a imagen de Cuba o Venezuela- donde el capitalismo solo es algo radical y corrupto solo accesible a las élites que dirigen el país?

Pareciera que algunos creen que solo importa el aborto -y así por sus errores han quedado etiquetados-, como si el aborto fuera un problema con solución legal y no el resultado de una sociedad sin moral que necesita de una profunda regeneración cultural y espiritual. Pero ¿qué pasa con la unidad nacional dinamitada por las Autonomías, o la economía,  o con la falta de libertad, o con el sistema corrupto, o con la justicia al servicio del poder, o con la carga fiscal que nos arruina a empresas y familias, o con la ideología de género, o con las reivindicaciones socialistas de una sociedad que quiere todo gratis a cambio de ningún deber?

Ha llegado el tiempo de tomar decisiones. Los que atacáis sin argumentos, desesperados porque se acerca vuestro enésimo fracaso, escondidos tras decenas de grupos divididos con cabecillas que dan lecciones muy peligrosas cuando no se vive como se predica, habéis cometido, otra vez, el eterno error de la derecha: no asumir los retos de cada tiempo, no entender a la sociedad y sus problemas y seguir predicando en el desierto. 

Yo sigo adelante. 


domingo, 23 de febrero de 2014

43 políticos en las eléctricas, la luz carísima, el 23F y Venezuela



España sufre esa peculiar democracia en la que un censor del franquismo acusa de extrema derecha ultra fascista -siempre la misa retahíla- a un nuevo partido que surge para defender la libertad y la unidad de España, sencillamente porque les apoya el nieto de un defenestrado por Franco en 1962...

España sufre ese particular consenso de la Transición, apaño con el nacionalismo, rematado magistralmente hace 33 años en una de las pocas operaciones de inteligencia seria de nuestro servicio secreto, Gran Capitán al mando.  Un autogolpe, en fin, para seguir robando a costa de la nación. Ese mismo servicio secreto que hoy permite verificaciones de cachondeo que a todos nos humillan y que dedica sus mejores unidades al espionaje a políticos y jueces que aún creen que aquí existe la libertad.

Por eso, en este consenso, no extraña que haya 43 políticos colocados en los consejos de las eléctricas, cobrando sueldos ordinarios por unas cuantas reuniones al año y alguna llamada de teléfono. Por eso tenemos la luz más cara de Europa. Y luego algunos nos hablan de competitividad. No se quienes son peores, si los políticos que organizan legislaciones como barreras de entrada para favorecer a los oligopolios y cargarse a las medianas empresas, auténtica competencia necesaria para la vitalidad de una economía, o los que dícense empresarios que sólo saben hacer negocios a la sombra del poder logrando leyes a medida.

Es todo lo mismo: la justicia intervenida, grandes empresas corrompidas dispuestas a contratar a los amigos del apaño y al servicio del último corrupto de su Majestad, autonomías colocadoras de chupópteros de los partidos, ciudadanos idiotizados que siguen conéctandose voluntariamente al lavado de cerebro de la telebasura, corrupción a mansalva, capital de España todo en Suiza.

Así estamos, sin capacidad de reacción. Camino de Venezuela. Miremos al pueblo valiente que en las calles de la nación se levantan contra la tiranía. Porque o esto cambia o lo tendremos que hacer. Porque los sucesivos golpes de régimen solo quieren asentar el régimen y cada vez necesitan más fuerza para cimentar los muros que se desmoronan.


jueves, 20 de febrero de 2014

Sobre la presentación de VOX en Barcelona

Por esas cosas de la vida que llamamos casualidad porque no nos atrevemos a ponerles nombre, hoy he podido asistir, acompañado por buenos amigos catalanes, a lo que será recordado como un momento histórico: la presentación de VOX en Barcelona.

He podido constatar, en la sala abarrotada, el interés, la emoción y la ilusión que genera este proyecto político que ha nacido con todos los ingredientes necesarios para colarse en el sistema político y poder influir con unas propuestas correctas para una derecha moderna que lleva ya muchos años sin representación política. He visto también fuertes aplausos cuando con fuerza se ha defendido España y la Libertad frente al discurso del separatismo totalitario. He comprobado la claridad de ideas de un partido que se va consolidando como una fuerza renovadora que exige lo que más necesitamos: sistema representativo, justicia independiente, Estado unitario, Administración más sencilla y pequeña, libertad individual, libertad económica, menos impuestos, democracia interna en los partidos...

He hablado, al final del acto, con buenas gentes víctimas de un nacionalismo empobrecedor, el que no permite educar a tus hijos en la lengua que deseas, el que te multa por poner letreros en tu idioma, el que llama nazis a los empresarios extranjeros que han querido invertir en Cataluña. Víctimas que sufren a diario, abandonadas por el Estado que debe protegernos a todos, personas de carne y hueso que sufren en su vida personal las consecuencias de una locura que ha sido fabricada con xenofobia y tiranía. Uno me cuenta que tuvo que dejar Barcelona porque sus hijos estaban siendo adoctrinados en la escuela. Otra dice que como profesora de Universidad es perseguida y ridiculizada por sus compañeros, porque daba las clases en castellano. Miles de catalanes sufren, como estas dos personas, las consecuencias de un totalitarismo que tiene a la sociedad acobardada. Y los catalanes van a reaccionar. Basta ya.

Es el ambiente de una Cataluña que en frase de Vidal Quadras "el separatismo quiere convertir en un harapo que vaga por el mundo"; una Cataluña que en frase de Santiago Abascal "es mucho más importante que una nación, porque es una región de España", y remataba diciendo que "en Vox queremos una Cataluña española, porque España es la garantía de la libertad y del pluralismo; en Vox queremos que se cumpla la ley". Un catedrático de economía ha explicado el terrible problema de España: "el primer problema político y económico de España es la amenaza de la secesión".

Vidal Quadras ha cerrado el acto de forma brillante, divertida, arrancando aplausos y provocando risas. Ha repartido contundentemente a todos: para el separatismo, para el sistema autonómico: "todavía algunos dicen que ha sido un éxito", para el Partido Popular: "desde mi casa aquella noche de 1996 vi rodar mi cabeza desde el Hotel Majestic...Y ¡cómo han acabado los del del Majestic, miradles! Pero yo estoy aquí, y en Vox queremos demostrar que vamos a hacer lo que no nos dejaron hacer". Y ha tenido tiempo para explicar que "no queremos tener una marca España, como algunos, sino que tenemos un proyecto para España: queremos ser más parecidos al norte de Europa, podemos ser la Dinamarca del Mediterráneo aunque algunos pretenden que seamos la Venezuela de Europa". Nadie puede negar que Vidal Quadras es un político brillante, un peso pesado que significa mucho para esos catalanes que le dieron al PP el mejor resultado de la historia en Cataluña hace casi veinte años; por eso, también, sigue siendo importante para muchos españoles. A ver qué dicen los militantes de VOX en la próxima asamblea del 8 de marzo...

Me alegro mucho de haber podido estar presente en este acto, saludar a tantos buenos amigos y contribuir a seguir sumando esfuerzos por un cambio político cada vez más urgente.



domingo, 9 de febrero de 2014

La castita es tan nefasta como la casta

Tenemos a la castita enredando como si estuviéramos en otra de esas transiciones donde se reparte el pastel entre quienes ayudan a comprarlo...

Y ¿qué es la castita? Son esas personas con buenas intenciones que quieren cambiar las cosas pero que, cuando consiguen aglutinarse hasta formar grupitos y organizar una jerarquía, montan su web y una cuenta de Twitter y acaban por comportarse como los políticos que padecemos. Se encierran en sectitas. Suelen denigrar a quien no pertenece a la suya. Se creen perfectos y se autoadulan. La marginalidad es para ellos la mejor excusa: defendemos nuestros principios tan bien que nadie nos hace caso ni nos entiende, porque el mundo esta equivocado en todo. Están alejados de la sociedad y no saben dirigirse a ella. En definitiva, no entienden que estamos en un momento de emergencia.

Así, la castita, se convierte en el mejor aliado de la casta: centenares de grupitos divididos no son ni serán capaces de articular una fuerza capaz de derribar a los inmensos poderes del sistema. Y el sistema lo sabe. Y por eso se bunkeriza controlando los medios de comunicación y la justicia y fomenta e infiltra miles de grupitos con cabecillas engreídos.

Ahora llegan las europeas: desde el Parlamento de la UE van a regular, ya a tope, según ideologías contrarias al mismo ser de Europa. La semana pasada el PP  -excepto tres diputados, entre ellos Mayor Oreja y Vidal Quadras- han apoyado el informe Lunacek, una propuesta de ley antifamilia promovida por una diputada peligrosa: abortista, defensora de la totalitaria ideología de género y que promueve la pedofilia como método educativo.

Los tiempos cambian. La forma de ejercer el poder también. A la política uno debe ir conociendo bien los poderes a los que se enfrenta, priorizando urgencias, buscando aliados para unas causas que podrán ser los enemigos en otras...  Es lo que hay: algunos podrían mejor montar seminarios, cursos, colegios o escuelas, lo cual es muy loable. Pero la política hoy es otra cosa. Una cosa son las estrategias y otra son los principios: confundir ambas cosas es un error imperdonable. La derecha ha fracasado demasiado como para poder perderlo todo otra vez y para siempre: apenas hay personas dispuestas a dar la vida por algo valioso, como en otros tiempos.

Por eso, la responsabilidad de la castita es tremenda. Ni comen ni dejan comer. Dejen paso. Y no disparen fuego amigo, aunque sea mucho más cómodo tirotear desde el ordenador en el salón caliente  de casa que salir a las calles, hacerse un hueco en los medios, trabajar cuando toca descanso, soportar críticas desde todas direcciones, publicar libros, hacer amigos y seguir sumando, poco a poco, por España...