Estoy contento. He tomado unas copas en una agradable sobremesa con gente trabajadora. Con gente que se paga el vino con el fruto del esfuerzo de su trabajo. Gente con los pies en la tierra que asisten al drama: una fiesta en la mansión de cualquier urbanización de lujo, de la costa o del interior justo antes de quebrar, con los últimos fondos de la última american express disponible… Pero ellos siguen sin ver la realidad: una nación enfurecida, una sociedad enferma, un triunfo del socialismo que nos quiere pobres para comprar nuestra libertad con subvenciones…No entienden que no pueden vivir siempre en un eterno pelotazo. Empieza el hambre.
El Rey no soporta a la princesa de Asturias. El hijo se enamoró de una modelo en aquéllas fiestas de otros tiempos y encajó mal que no le dejaran seguir. Luego se impuso cuando la periodista. Pensaban que eran impunes, pero la Infanta se ha pasado de la raya. Hasta El País ataca. Ni en la logia obedecen. Tampoco quedan los amigos. Ni los americanos. Ni las comisiones. Ni los servicios secretos. ¿Y quieren que la solución sea el antiguo banquero ladrón? Ni aunque sea amigo de la Casa. No, ya se endiosó y por eso le tumbamos, ¿verdad? No tiene nada que hacer. Pero preocupan Galicia y el País Vasco: el PP lo va a pagar. ¿Y qué importa, acaso Mariano no pactó lo que pactó? Pues cada pacto tiene su pago… Pero la princesa no es una profesional. No es como la Reina. No va a tolerar que el Príncipe se aburra de la vida ordenada. Los poderosos saben bien corromper a las marionetas cuyos hilos agitan a conveniencia.
Todo se concentra sobre el sistema. Contra el Rey, contra España, contra las Autonomías, contra la Constitución: Bolinaga, separatismo catalán, ruina, impago, tristeza… Es el Régimen que se cae. Las Autonomías han cumplido su función: dividir y arruinar. Como cuando murió el dictador en 1975, hoy se mueren las momias que reformaron el Régimen para conformar un nuevo Régimen a su medida, una nueva dictadura partitocrática que, disfrazada de democracia, protegiera su poder. No se hace negocio grande en España sino es cerca del poder. ¿La marca España? Pregunten a Alierta. O a Montoro. O a Felipe o a Aznar: políticos a sueldo de un poder que siempre está más arriba.
Y el Presidente mira para otro lado. Cree que lo importante es el déficit, los números, la economía. ¡Idiota, son las ideas! Y excarcela a un asesino de tres guardias civiles; al secuestrador que callaba para que no descubrieran el zulo donde sobrevivía Ortega Lara. Y el Presidente juega al rescate intentando sobreponerse. ¿Qué tipo de ambición, qué pacto oscuro, que soberbia humana le anima a seguir cuando debe dar paso a otro? El Registro de Santa Pola es un lugar mucho mejor para los cobardes, ¿por qué no te vas?
Pedro J. insinuaba que debería de haber un golpe del PP contra Rajoy, porque si no, o viene el tecnócrata o llegará el Frente Popular de Rubalcaba y Llamazares. Gestionen bien, por favor, el fin del Régimen. Que España se vende cada vez a un precio más bajo. Los últimos especuladores impulsan la bolsa. Los que aún se atreven a presumir de periodistas del consenso intentan defender un modelo de Estado tan eficiente para el fracaso, como es el sistema de las Autonomías. No queremos ser la derecha, que está mal visto. Pobres. Lo perderán todo. ¿Repetimos el final de la Restauración o nos llevan al 34, al golpismo de izquierdas? Guerra ha dicho que el Gobierno de Rajoy es ilegítimo. Mas quiere ser Companys. Mediocres. Y Arturo Mas viene con exigencias altaneras, cuando necesita 5.000 mil millones del Estado al que dice odiar. ¿No le dirá nadie: cuando digas viva España ya veremos si te damos dinero? No, ellos obedecen. Hasta el final. ¿Cuál? El destrozo de España, la anulación de la nación. Los sindicatos se han animado. Todos odian a España pero no la conocen. Y el lunes voy a Lisboa. Y los portugueses, tan amables, tan educados, volverán a decirme: si fuéramos españoles no nos hubieran quitado medio sueldo en los últimos meses. Pero no hay ideas. Nadie propone.
Estoy contento. Porque el final está cerca. Solo pido que cuando llegue el final, seamos capaces de castigar a los responsables y afianzar de una vez la victoria de la nación. Que no pase como siempre: no permitamos que los derrotados nos venzan con dosis de propaganda. Desde 1808 ya hemos soportado muchas traiciones. Las Españas merecen volver a gobernar un mundo perdido. Elijan, ¿la genial Hispanidad o la tiranía de China?
Estoy contento. El vino. Los sueños, la sobremesa. Pero nadie negó que así, uno diga siempre la verdad. ¡Viva España cuando más la quieren matar! Perdónenme, es el buen vino de La Rioja.