A medida
que se desarrolla la historia de los 51 religiosos claretianos asesinados en
Barbastro en agosto del 36, uno siente, como español y como católico, que todo
el peso de un enorme sacrificio cae sobre su alma. ¡Somos herederos de un gran
testimonio! ¡España está en deuda por tantos valientes fieles a Dios que
murieron perdonando a sus verdugos! ¡La Iglesia española debe asumir, hoy
también, con dignidad, el enorme peso de cada gota de sangre que se suma,
misteriosamente, al sacrificio de la Cruz!
La película
es una oración. Una oración cargada de toda la profundidad del misterio
cristiano: un amor que da la vida por los amigos; una oración de perdón. Es la memoria
auténtica que facilita la reconciliación.
Es un
testimonio de humildad. Creo
que la Iglesia se ha olvidado de los pobres, reflexiona en alto uno de
los estudiantes claretianos desde la prisión... Y ¿qué hemos hecho mal para que nos
odien tanto?, se pregunta el obispo de una diócesis masacrada donde han
aniquilado al 97% del clero en apenas unos meses. Un obispo, desde hace tiempo un beato, al que
torturaron hasta cortarle los testículos para intentar sin éxito que firmara un
documento reconociendo las paranoias con las que el odio había envenenado a
muchos españoles de entonces…
Es fiel a
la historia. Porque sitúa en el contexto de las ensoñaciones políticas el odio
a toda una tradición y toda una fe. Es lo de siempre, quieren construir un
mundo nuevo a base de sangre y fuego, dice el obispo preso en la cárcel…Se
observan nítidamente las discrepancias en el fondo y en las formas del bando
rojo o frente populista: anarquistas, militares fieles a la República que aún
siguen unas normas, esa parte del pueblo ignorante cargado de odio que arrasa
los templos y quema los libros…
Y tiene
detalles humanos y religiosos muy emotivos: como cuando uno de los jovencísimos
estudiantes flaquea en el momento en que lo atan para llevarlo a fusilar y, con
la ayuda de sus compañeros, coge la cuerda, la besa y se anuda él mismo las manos…O
cuando el obispo torturado que ha pasado
la noche a la intemperie pide perdón a quien le da el tiro de gracia…O la
historia del gitano detenido y fusilado junto a los claretianos sencillamente
porque intentó defender a los sacerdotes atreviéndose además a llevar un
Rosario…
En Madrid
se puede ver en el cine Palafox, Luchana, 15, en una sala de pantalla inmensa.
Merece la pena. Aprovechen el milagro de un cine español y decente sobre la Guerra Civil. Más
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