VEO TV Y LO QUE UNO APRENDE
Llegamos al capítulo final. Podéis ver desde este blog el vídeo que envié a Intereconomía para presentarme al concurso, según exigía la convocatoria. Nunca oculté lo que pensaba. Si no puse una demanda (que llegué a trabajar a fondo con algunos abogados y que se vio tenía más que ganada) es, en primer lugar, porque creo que un comportamiento miserable de unos pocos no debe hacer sufrir a personas que, en general, creo que hacen una obra buena y, en segundo lugar, por el comportamiento de Don Juan José Aizcorbe.
Todo esto he querido contarlo porque no me gusta nada que, en nuestra España de hoy, (posiblemente en su momento más ignorante y mediocre de la Historia, gracias a los líderes que nos controlan desde hace años), a nadie, se le pueda perjudicar por su nombre. Y no es la primera vez que algo malo me ocurre por mi nombre. Pero la gente que me conoce sabe que, aunque me duele, lo supero sin apenas dificultades. Además, tampoco quise poner la demanda, porque el coche que reclamaba y que ya no era mío, pues anuncié que lo vendería y que lo donaría a diversas fundaciones, me fue entregado el pasado 10 de diciembre, vendido y, su valor, entregado a quien a mí me ha parecido que más lo necesitaba.
Pero cuando uno hace las cosas bien, la vida le devuelve lo que le da. Porque para mí ha sido un gran esfuerzo de preparación, de renuncia, de vivir con nervios durante meses. Por eso se abren otras puertas, como la de Veo Tv. ¿Y qué hago a veces en Veo Tv? Esto viene por una amistad que me une con un periodista muy bien relacionado con un importante directivo de Unidad Editorial. Al conocer la historia tan injusta que me ocurrió, me han invitado varias veces al programa LA VUELTA AL MUNDO, con interés por mi opinión en algunos temas puntuales. No me han prejuzgado y me han tratado bien. Y claro, es que Carlos Cuesta, que dirige con éxito LA VUELTA AL MUNDO de los jueves y los viernes, tiene pocos años más que yo y ve las cosas de otra manera que la generación que vivió su juventud alegre en los 60, se hinchó en los 70 en buenos puestos y, ahora, es antifranquista sobrevenida para seguir dirigiendo el cotarro después de haber hundido España. Felicito desde aquí a Carlos Cuesta por su valentía en la crítica que hace, semana tras semana, a todos los que viven de esquilmar al ciudadano currante. Sí, hay toda una generación culpable, en las falsas derechas y en las izquierdas progres, de muchos de nuestros males. Son los que organizaron el cotarro de la transición para repartirse una tarta de la que solo unos pocos privilegiados pueden comer. Y así las cosas, sigo a disposición de Veo Tv, encantado de poder participar en sus tertulias.
En el tiempo que ha durado todo esto he aprendido mucho sobre el ser humano. Se han confirmado mis ideas sobre la falta de libertad en España en la mediocre democracia que tenemos. He conocido de cerca al colectivo enorme que más daño hace a España: la derecha acomplejada y algunos de los que la representan. He comprobado cómo, gente sensata y normal, ha sido muy amable al carecer de complejos o prejuicios hacia mi persona. Entre ellos, por la izquierda, Javier Nart, Raimundo Castro, Roberto Santamaría y Cristina Alberdi; independientes o de derechas: Carlos Cuesta, Enrique de Diego, Agapito Maestre, Carmen Tomás, Roberto Centeno y Alfonso Merlos...En fin, ha sido toda una experiencia conocer a gente de todo tipo y, muchas veces, buenos profesionales de los que tanto se puede aprender.
Y, terminando mis reflexiones, pienso que seguro que algo hice mal también. Quizá, el hecho de presentarme y exponerme al sucio mundo de los asuntos políticos, o no haber dado un portazo ante el juego hipócrita en el que me han utilizado (aunque de esto he sido consciente al final). O haber descalificado a algunos en mis enfados. Creo que supe pedir disculpas a tiempo. Y si no, lo hago ahora. Doy de nuevo las gracias a los que me apoyaron y votaron. Y lamento que la ilusión, de unos, porque me quieren y, de otros, porque sinceramente les gusté, no haya acabado en lo que prometieron los organizadores del concurso. Por mi parte, hice todo lo posible. Si ahora vuelvo a molestar a algunos con mi relato, lleno de la verdad que he comprobado, pido disculpas, pero he hecho balance y creo que muchos merecían conocer lo que cuento para entender lo que sigue pareciendo ininteligible.
Con estas entradas, creo que contesto de forma extensa a los cientos que me habéis pedido alguna explicación. No sé más. Y no logro encontrar otros motivos a lo sucedido que los que aquí he escrito. No me dedico a este mundo de vanidades y traiciones; pretendí participar como uno más, pero algunos se asustaron tanto de un nombre que incumplieron las bases de un concurso y la palabra dada a su audiencia. Así de sencillo. No tiene la menor importancia. Yo me he enriquecido como persona. Y he ganado un coche que he donado. Y he encontrado muchos y nuevos amigos. Todo es para bien. Y la vida da mil vueltas, es lo más divertido… ¿Cuándo y cómo nos volveremos a ver?