Cuando ya se da por hecho que el año que viene será uno de los peores que viviremos los españoles de ésta época, yo sigo pensando que nunca es tarde para la reacción, porque en la historia de España supimos salir de situaciones mucho peores… Eso sí unidos y con ciertos principios asumidos por una gran mayoría… A pesar de mi optimismo basado en la confianza en nuestra mejor historia, los nubarrones que se ciernen sobre el futuro no dejan de ser espesos y negros: no se quiere aprender del pasado sino manipularlo, no se quiere proteger lo que nos une sino fomentar lo que nos divide y, en fin, nuestros gobernantes en nada se parecen a los que antaño supieron dirigir la nación hacia sus mejores momentos…
Un ejemplo de lo que digo sobre la manipulación interesada de la historia o la falta de interés en enmendar los errores, son las celebraciones con motivo del 200 aniversario de “La Pepa”, la primera Constitución liberal en España, con una manipulación insultante desde todas las direcciones ideológicas, que solo buscan afianzar el sistema calamitoso que tenemos que soportar… No deja de ser un hecho histórico importante, pero el enfoque del mismo no busca aprender de los errores sino que los quiere consolidar. Es tal la ignorancia sobre la propia historia cargada de tópicos de leyenda negra que muchos confunden liberalismo con democracia, mezclan absolutismo monárquico con la monarquía hispánica y centralismo con tradición. No se olvide que la dinastía del absolutismo es la misma que continúa hoy y que la decadencia de España se afianzó con la llegada de los borbones a partir de 1700 –a pesar de ciertas etapas luminosas no hemos levantado cabeza- y que desde entonces estamos sometidos, en mayor o menor medida a la influencia de Francia, despreciando etapas anteriores y gloriosas de nuestra historia… Se podría aprender tanto de los errores de 1812 en vez de exaltarlos… ¿Acaso desde entonces y hasta 1939 no hubo cuatro guerras civiles que enfrentaron en sangre y muerte a los españoles? ¿Seguro que se hizo todo tan bien? ¿No sería mejor meditar sobre cómo fue posible que después de la victoria contra la invasión de Napoléon se nos impusieran las doctrinas de los vencidos? ¿Acaso en Cádiz en 1812, como en 1978, no quedaron incrustadas en sendas constituciones las ideas venenosas de los vencidos sobre las de los vencedores? Sí, si ya lo dijo Cambó en 1937:
“No hay que olvidar un hecho en el que están los gérmenes de la guerra civil. No deben olvidar los españoles que al triunfar el espíritu patriótico-religioso contra la dominación napoleónica se reunieron en Cádiz los hombres que debían forjar las instituciones que rigieran la España que con sangre habían conquistado sus hijos. Y la Constitución de Cádiz olvidaba la tradición para inspirarse en las doctrinas de la Revolución francesa: ¡el vencedor implantaba las doctrinas del vencido! Y así se frustró el triunfal esfuerzo y se desconectaba la corriente tradicional española de sus instituciones iniciándose una pugna que continúa en la lucha actual.”
Y aún hoy en día, desgraciadamente. La guerra de la Independencia la ganó la España de la tradición, que es la que siempre quiere sobrevivir y defenderse cuando desde todos lados la atacan… Esa victoria se traicionó en 1812 como la de 1939 en 1978 porque los que se empeñan en dirigir la nación son los que, frente a nuestra mejor tradición, se hayan unidos en el odio a todo lo que nos hizo grandes… Pero España, la única España, se parece más a la de 1212 y la de 1512, así que profundicemos en otras lecciones, positivas, de la historia…
Porque en 1512 se produce el intento de reincorporación de Navarra por Fernando el Católico hasta quedar definitivamente unida a los destinos de España por Carlos I en 1521. Navarra, entrelazada desde siempre con el resto de los reinos peninsulares, llevaba desde el siglo XIII en la órbita de Francia y muy dividida entre partidarios de Castilla –beamonteses- y francófilos –agramonteses-. Los dos bandos habían chocado ya en 1451 en una dura guerra civil y en el verano 1512, al morir sin descendientes Gastón de Foix, Fernando invocó sus derechos y entró en Navarra con un ejército de vascos, castellanos, navarros y aragoneses. Por su parte, los agramonteses pactaron con Francia. Los nobles y gentes del pueblo recibieron bien a Fernando y Pamplona se entregó sin problemas. Francia contraatacó en octubre y varias veces hasta 1521, fracasando en todas ellas y Navarra quedó incorporada a Castilla. Junto con la incorporación de Navarra, el final de la Reconquista, la dominación de Canarias en 1496 y el descubrimiento de América en 1492, España alcanzaba un poder sin parangón en toda la historia de la humanidad.
Y en 1212 se produce la batalla de las Navas de Tolosa, la batalla decisiva que inicia la etapa final de la enorme tarea de la Reconquista, abriendo las puertas de Andalucía al dominio cristiano… Liderada por Alfonso VIII de Castilla, acudieron a su llamada Diego López de Haro, Señor de Vizcaya, Sanco VII de Navarra, Pedro II de Aragón y Alfonso II de Portugal y miles de cruzados europeos que acudieron a la llamada de Inocencio III. A pesar de que las tropas musulmanas doblaban a las cristianas, una genial maniobra de López de Haro permitió localizar un paso decisivo en Sierra Morena que facilitó rodear al enemigo. Además, las tropas navarras atacaron directamente al núcleo donde el califa dirigía las operaciones, provocando el espanto de su ejército. En los años siguientes los monarcas cristianos avanzaron sobre importantes objetivos, culminando con la conquista de Córdoba y Sevilla por parte de Fernando III el Santo.
En fin, elijan ustedes lo quieren aprender y con qué quieren soñar.
Feliz Año Nuevo 2012.