jueves, 10 de octubre de 2013

El problema catalán deben empezar a resolverlo los catalanes

Me encanta ir a Barcelona por trabajo y por ocio. Con cualquier excusa. Por eso lamento no poder asistir pasado mañana al encuentro por la unidad  nacional que tendrá lugar en Barcelona. Me pierdo además una oportunidad para volver a ver a tantos amigos que allí siguen dando la cara frente al nacionalsocialismo de ERC y CIU al que se suman ya claramente el PSOE y sibilinamente el PP.

No es importante mi presencia. Ni tampoco la de muchos españoles que van a ir desde fuera de Cataluña a acompañar a sus compatriotas sometidos por la dictadura del nacionalismo separatista. Porque lo que urge es que se movilicen los catalanes de una vez. Que no hagan como esa sociedad vasca que ha mirado durante años para otro lado, despreciando a quienes han muerto por España. Ahora tienen a Bildu controlando sus vidas. Vosotros, incluso vosotros, la derecha catalana melindrosa, egoísta y acomodada que vive de toda España y ahora de rodillas ante CiU, viviréis los peores recuerdos de la historia con ERC atracando vuestras haciendas y vuestras vidas.

Nada tendrá solución si no se mueven primero los millones de catalanes que sufren la presión fiscal más alta del mundo para financiar el delirio imperialista y corrupto de los Pujol, Mas y Duran y que sufren también la dictadura que no permite ejercer el derecho a decidir en qué lengua se pueden educar sus propios hijos...

Es cierto que el problema catalán engorda en los años anteriores a la Transición porque hay un pacto pre constitucional para repartirse el poder del Estado a la muerte de Franco. Después, gracias a una ley electoral disparatada y a los chantajes siempre bien pagados por los dos grandes partidos, el poder del separatismo ha crecido hasta generar un auténtico micro estado que impide la presencia y la autoridad de las instituciones de la Nación en Cataluña. Allí no se cumplen las leyes y no pasa nada. Puede decirse que los objetivos del separatismo han sido prácticamente desbordados. Y esto no tiene remedio. Desde el Estado no se va a impedir una secesión que ya lo es de hecho, que ya se ha producido. La culpa la tiene en gran parte Madrid, pero la solución tiene que venir de Cataluña.

Entrar en el juego de qué pasaría con una Cataluña independiente es caer en una trampa más del separatismo. Porque Ni Cataluña mi España serán ya lo que son si se separan. De hecho, pocos dan con la gravedad: que de hecho ya estamos separados.

Solo una reacción en Cataluña puede parar un proceso a punto de culminar.  La historia del separatismo es una historia de opresión de las élites. Pero los enemigos ya no son los claramente separatistas, ojo. Los enemigos son los dos grandes partidos que han asumido las tesis nacionalistas. Lo del PSOE es evidente. Pero también lo hemos visto esta semana en boca de la locuaz Alicia Sánchez Camacho, que no ha lanzado un exabrupto sino que ha prestado voz a la traición de Rajoy asumiendo las tesis separatistas. Recordemos que es la popular catalana la que en 2009 apuñaló a María San Gil antes del Congreso de Valencia, para meter al Partido Popular en el tiempo nuevo del 11M, esto es, aceptar la disgregación nacional, primero en Cataluña y a la vez, más silenciosamente, en el País Vasco. Es duro, pero aquí y donde me invitan, siempre he dicho lo que pienso y cada vez me impresiona más como los peores escenarios que he descrito se han ido superando.

Lo que vemos en estos días convulsos es el resultado de un plan bien trazado. Sólo lo pueden parar los que más están sufriendo sus consecuencias. El sábado 12 de octubre de 2013 tenemos una oportunidad para demostrar que no estamos dispuestos a ceder la único que nos queda ya: la unidad de España.



3 comentarios:

  1. Personalmente no estoy de acuerdo en que "sólo lo pueden parar los que más están sufriendo sus consecuencias". Primeramente pueden -y deben- pararlo quienes detentan el poder en el gobierno de Madrid. Y a esos los eligió una mayoría de españoles, no sólo catalanes. Quiere decirse que es un asunto de todos los españoles.

    Creo que la llamada de resolución tiene sentido para los catalanes melindrosos; pero de nuevo eso es extensivo para todos los españoles melindrosos, no sólo para los catalanes. Además esa visión me parece propia de alguien que no está en Cataluña; y creo que a las amistades catalanas que dan la cara no les caerá muy bien tal visión -porque me parece injusta.

    Claro que los de dentro de Cataluña tienen qué decir; pero sí me parece necesaria la presencia de españoles de fuera de Cataluña para arropar a los de dentro en actos como el del 12-O -en especial tras décadas de cesiones y abandono del gobierno central.

    Si se ha hecho de la democracia un ídolo y de la ley otro -sin importar si la ley es justa o injusta-, ¿qué se va a reprochar desde fuera a unas víctimas de ese sistema muchas veces maniatadas y sin ningún poder?. Tus amigos que dan la cara han hecho y hacen mucho, junto con otros muchos catalanes que no pueden hacer más de lo que hacen CUANDO DESDE EL PODER NO SE HACE NADA.

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  2. Se critica la democracia pero no se comprende el mecanismo demoledor del principio electivo. ¿Qué tal si se habla de él? Ya lo dijo Donoso Cortés, refiriéndose al principio electivo como algo demoledor.

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  3. O, ¿qué tal si se admite un fin sobrenatural de la sociedad?

    En mi opinión, no se hace debido a la esencia de la modernidad, consistente en una afirmación absoluta de la voluntad soberana de la persona.

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