domingo, 26 de septiembre de 2010

¿COMO COMPAGINAR CRISTIANISMO Y POLITICA?

Para Arantxa, con cariño. Ella sabe por qué.
Este es un problema de siglos. Pero debemos, los cristianos, afrontarlo con el orgullo de ser miembros de una familia religiosa, la única,  en la que el fundador separa claramente lo que corresponde al César y lo que corresponde a Dios. El Islam, por ejemplo, es un sistema teocrático radical, de imposición y sometimiento. Para la doctrina católica, la autonomía de la esfera civil y política de la esfera religiosa y eclesiástica, es un valor adquirido y reconocido por la Iglesia, y pertenece al patrimonio de civilización alcanzado. Que a lo largo de los siglos, católicos de a pie, políticos, monarcas, sacerdotes o Papas, hayan confundido la esencia del mensaje cristiano en cuanto al poder terrenal o religioso, no dice nada de la profunda verdad del mensaje cristiano en relación ésta autonomía necesaria.
Está claro que es en la cultura cristina que surge del bautismo de lo mejor de Roma y Grecia, donde se forjan los mejores principios, valores y normas del Derecho que han hecho grandes y libres a muchas naciones.
Que haya quienes, utilizando el nombre de Dios, yerren y pierdan a otros por falso caminos de intolerancia, no debe llevarnos a  alejarnos del cristianismo. No me cansaré de decirlo: el hecho de que haya estúpidos o malvados dañando la imagen de la Iglesia, nada dice de su verdad, al contrario, acentúa el enorme misterio de la libertad, de lo que Dios permite en su misma familia…
Ahora, en estos días, se hace muy difícil el testimonio coherente del cristianismo en la vida pública, por el ataque dominante, por la mofa sobre verdades esenciales y, por qué no, por la  propia torpeza y complejo de muchos católicos.
Debemos ser, como decía la parábola del domingo pasado, tan sagaces como el administrador infiel, porque desgraciadamente es verdad que “los hijos de las tinieblas son más listos que los hijos de la luz”.
Pero tenemos la mejor herencia cultural y debemos conocerla. Sólo tenemos que buscar en sabios libros, en la verdadera Historia, en el testimonio de Santos (por ejemplo, Santo Tomás Moro, Patrón de los Gobernantes y Políticos). Allí tenemos la verdad que podemos aportar al debate. Es una fundamental enseñanza del Concilio Vaticano II, un mandato: “los fieles laicos de ningún modo pueden abdicar de la participación en la política”. ¿Cómo, con qué actitud? Lo dijo Juan Pablo II en Madrid, mayo de  2003. “La fe no se impone, se propone”. Juan Pablo II nos ha puesto varias veces en guardia contra los peligros derivados de cualquier tipo de confusión entre la esfera religiosa y la esfera política. “Son particularmente delicadas las situaciones en las que una norma específicamente religiosa se convierte o tiende a convertirse en ley del Estado, sin que se tenga en debida cuenta la distinción entre las competencias de la religión y las de la sociedad política. Identificar la ley religiosa con la civil puede, de hecho, sofocar la libertad religiosa e incluso limitar o negar otros derechos humanos inalienables”. Porque vivimos en un mundo donde abunda buena gente, con principios, con valores, que no ha tenido la suerte del don de la Fe. O lo tuvieron y han sido alejados de ella por nefastos testimonios de quienes debieran haberles enseñado, o cayeron en la manipulación de los medios, o conocieron a un torpe sacerdote que contradijo la Verdad…No somos llamados a  juzgar al mundo”, sino dar la vida por nuestros hermanos allí donde Dios nos pone. Con coherencia. La mejor propuesta: un ejemplo auténtico de vida.

Muy recomendable, para conocer la verdad de lo que dice al respecto la Iglesia, sin manipulaciones:

NOTA DOCTRINAL sobre algunas cuestiones relativas al  compromiso y la conducta de los católicos en la vida política del 21 de noviembre de 2002.

1 comentario:

  1. Blas,

    Me alegro de que hayas reflexionado sobre ello, y coincidamos en esto, me has sorprendido para bien. Escribes artículos muy interesantes en tu blog, con un estilo incisivo de quien puede opinar libremente y con independencia de todos los asuntos públicos y políticos. No esperaba menos de ti.
    Gracias por la dedicatoria de este, y creo que lo fundamental para la convivencia social y para la coincidencia ideológica, es tener valores muy cercanos o parecidos de la idea del bien y del mal, porque si cada uno tiene una concepción de la vida, tanto como ser vivo, como manera de organizar la existencia en confluencia con otros, podemos encontrarnos con conflictos como el que tenemos en Occidente con el mundo islámico, ellos veneran la muerte y nosotros la vida (y también la "post-vida" aquellos creyentes). Un fuerte abrazo amigo!

    Arantxa

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